…Pero espéreme tantito, déjeme contarle algo: Tal vez fue - TopicsExpress



          

…Pero espéreme tantito, déjeme contarle algo: Tal vez fue cuando estudiaba en la secundaria, en aquella secundaria pública, la 148, que después a nuestra generación nos tocó el honor de ponerle nombre, ahora se llama “Lao-Tse”, tendría yo entonces, unos doce o trece años, no recuerdo bien, pero tenía una inmensa necesidad de decir lo que estaba sintiendo, me apenaba mucho, y más, cuando los compañeros del salón describían con lujo de detalles, como eran sus casas, como era su recámara, como era su baño con regadera, en fin, como vivían, no con lujos, pero si con los servicios básicos al interior de sus domicilios. No era que fuera gente de la que se decía en aquellos años; “gente de clase media” no, no, todos éramos pobres, vivíamos en la misma colonia, algunos seguimos viviendo aquí, lo que pasaba es que nosotros éramos más pobres, (bueno, lo seguimos siendo) pero ahora hemos comprendido, que sólo con tenacidad, con mucho esfuerzo y principalmente: luchando, es como se pueden conseguir las cosas, bueno, ya me desvié, le estaba contando, que cuando yo estaba en la secundaria, en algunas ocasiones me daba mucha pena cuando mis compañeros platicaban de sus casas y de sus vacaciones, inclusive recuerdo que alguna vez uno de los maestros nos preguntó a todos los del salón que quienes tenían Seguro o Issste, y yo no supe que era eso. En ese entonces, a la hora del recreo, me alejaba un poco de los compañeros, me ponía a observarlos como jugaban, y veía a las niñas en el otro lado, también las veía como jugaban, pero no me acercaba a ninguno de los grupos, pues era muy tímido, entonces me imaginaba un mundo diferente, inclusive lo podía ver, veía como la gente era más feliz, que todos tenían unas casas bonitas, con ropa bonita y nueva, con televisión, con consolas, con estufas de gas, con refrigeradores, en fin, que todos teníamos nuestras casas bonitas. Mientras observaba este mundo idílico (para mi), transcurría el receso, en ocasiones ni jugaba, en otras si me integraba a los equipos, no siempre estaba soñando, no como creé usted, tampoco era para tanto. Y en las noches, cuando me acostaba en una cama en donde dormíamos mis dos hermanos y yo, prendía la radio, un radio de bulbos, de esos que ahora ya no existen, lo prendía y ponía el volumen así bajito, bajito, para no molestar a mis hermanos que ya estaban durmiendo, y buscaba estaciones de radio, ha de recordar usted, que en ese entonces las estaciones terminaban sus transmisiones por allá de las doce de la noche con el himno nacional, bueno, ya me volví a desviar, es que me apasiona tanto recordar aquellos años, el caso es que me dormía oyendo a los locutores del aquel entonces, me arrullaban con sus voces, muy caballerosas y gentiles, los imaginaba muy apuestos, con sus trajes y sus corbatas, muy elegantes. Y buscaba estaciones de radio, me acuerdo de una, se llamaba Radio Capital, y escuchaba las canciones de moda, en aquel entonces, había un programa que se llamaba “Vibraciones”, y la voz de un locutor llamado Alejandro Camacho, y escuchaba su voz muy grave, contando historias fantásticas y luego ponía discos de grupos de rock, en ocasiones ponía discos completos, en otras ponía canciones de algunos discos, siempre aderezadas con relatos de fantasía, y así, oyendo la radio me dormía, oyendo las voces me sumía en lo profundo del sueño. Y al otro día, otra vez a la escuela, otra vez a lo mismo… Pero siempre quise decir cosas, decirle a la gente, (en aquel entonces) como me sentía, que quería, y escribía cosas, cosas que ahora no me acuerdo, escribía según yo, poemas para las niñas que me gustaban, les escribía cartas de amor que nunca envié, escribía a los maestros diciéndoles que en muchas ocasiones no entendía lo que nos enseñaban, escribía, escribía cosas que nunca nadie leyó, y que se fueron perdiendo al paso de los años…
Posted on: Sat, 22 Jun 2013 16:04:05 +0000

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