Qué hace a un buen padre? ¿Es un buen padre astuto? ¿Es amable? - TopicsExpress



          

Qué hace a un buen padre? ¿Es un buen padre astuto? ¿Es amable? ¿Posee una inagotable sabiduría? Si hubiera que pintar un cuadro del padre perfecto, ¿harías trazos gruesos que denoten valor y audacia? ¿Usarías los tonos marrones para representar la seguridad y estabilidad de un alma que tiene los pies en la tierra? Si tu padre fuera una escultura, ¿tallarías fuertes rasgos para mostrar sus cualidades de protección y seguridad? ¿Esculpirías suaves líneas de risas cerca de sus ojos y un torbellino de cabello con la dignidad de un hombre de la casa? Yo sé lo que mi papá significa para mí, pero es muy difícil describir con palabras la inmensa importancia de alguien tan especial en la vida de uno. Simplemente no puedo imaginarme a mí misma viviendo sin él. Michelle con su padre. A través del turbulento mar de gozos y quebrantos que es la vida, mi papá halló un ancla en su fe, y ese es el punto de partida de su carácter. Tiene una inmensa capacidad para amar y comprender a los demás, una que no claudica ante los errores o enojos momentáneos. Toma lo que le llega con una silenciosa confianza, y como resultado lleva puesto el escudo de la dignidad. Desde mis más remotos recuerdos de él cantándome para que me duerma, de los chistes que hace cada día, al amor que demuestra por cada uno de nosotros, sus hijos, mi papá siempre fue el pegamento que mantuvo a nuestra familia unida. Trabajó duro para proveer no solo un hogar físico mientras crecíamos, sino un lugar en este mundo al que podemos volver cada vez que lo deseemos, sabiendo que él nos estará esperando con su amor incondicional. Ese es mi papá, pero hay otro que es igual de importante para mí: Steph, mi esposo y el padre de mi pequeñito Alex. Recuerdo que, justo antes de nacer nuestro hijo, tratábamos de prepararnos para ser padres. Mi marido y yo, como dos tortolitos enamorados, insistíamos en querer conservar nuestra individualidad. Decidí que él esperaría fuera de la sala de parto, como para proteger mi dignidad femenina. Él estaba convencido de que jamás le cambiaría un pañal al bebé ni lo bañaría, y yo estuve de acuerdo con eso; esas tareas no eran dignas de un hombre como mi marido. Fuimos a conocer a la partera armados de un plan para el día del parto, el cual incluía cosas como: El padre no estará dentro de la sala de parto; la madre se ocupará del primer cambio y baño del bebé, etc. La partera no podría haber estado más sorprendida. Mi papá, con la sabiduría que lo caracteriza, me llamó a un lado y gentilmente me sugirió que sería mejor que Steph y yo experimentáramos juntos todo el parto. Tengo algún recuerdo de él usando frases tipo «experimentar el milagro de la vida», etc., pero yo creía saber más que él. Mis padres estarían conmigo, y decidí que eso sería suficiente. Pasemos ahora al momento en que empecé el trabajo de parto en medio de la noche, hacía una semana que había salido de cuentas. Desde aquella primera contracción hasta tres días después con contracciones lumbares que me tenían atontada, Steph jamás se apartó de mí. Todos nuestros planes de parto se fueron por la borda mientras luchábamos juntos por traer a nuestro pequeñito al mundo. Él fue mi roca durante todo el parto, y en la tercera noche cuando el bebé ya corría peligro y se me dijo que sería sometida a una cesárea, Steph se vistió con el equipo quirúrgico y me llevó en la camilla a la sala de operaciones. Él fue el primero en ver al bebé y el primero en tenerlo en brazos, y el que me lo acercó para que le diera el primer beso antes de que se lo llevaran a la sala de neonatología. Alex con su padre. Mi difícil experiencia en la sala de operaciones duró algunas horas de más debido a ciertas complicaciones. Para cuando me trasladaron a la habitación ya de madrugada, Steph ya había bañado al bebé, le había cambiado el pañal, y además había cambiado completamente como persona. Se había convertido en padre. Un padre que se quedó toda la noche en vela admirando a su hijo recién nacido, y que fotografió cada expresión que hizo el bebé y dejó marcas en la alfombra de tanto pasear al bebé esas primeras semanas para que yo pudiera descansar. Ahora es el papá que juega por horas a juegos de mesa con su hijo, que le lee sus cuentos favoritos, que lo lleva en brazos a la cama cuando está cansado. Es quien le enseña matemática, a jugar al ajedrez y a ubicar las estrellas en el cielo. No le teme jamás al lado difícil de la paternidad, ni una vez. Es suficientemente hombre como para lavar los platos, preparar una comida deliciosa o conducir a lugares remotos para ir a buscarme luego de haber pasado una noche con mis amigas. Él es el tipo de hombre en el que me gustaría que mi hijo se convirtiera, alguien con una gran capacidad de asombro, que ve lo bueno en todo aquel que conoce, que brinda bondad, compasión y preocupación; que sabe que todo caballero debe tratar a una mujer como a una dama; que puede hacerte reír hasta hacerte llorar, o abrazarte y darte paz cuando te ataquen tus miedos. Sí, los padres son una raza especial, sean ellos abuelos, padrastros o futuros padres. Tal vez se deba a que tienen a nuestro Padre como el mejor modelo y por eso pueden brindarles a sus hijos, esposas, familias y amigos Sus cualidades de fortaleza, valor y amor, cada uno a su modo especial. Quisiera cerrar esto con un hermoso video de la charla de un padre a su hija en el casamiento de ella. Para mí engloba lo que probablemente todo padre siente en su vida: sus charlas de hombre a hombre con el Señor sobre sus hijos, sus esperanzas, sueños y amor. ¡Les deseo un feliz Día del Padre a todos los magníficos papás! vídeo de YouTube: [Haz clic aquí para ver el vídeo de YouTube: youtu.be/eqEkPjUbmIA ]
Posted on: Sun, 16 Jun 2013 16:40:38 +0000

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