Villahermosa, Tab., a 31 de julio de 2013. Lic. Vicente Fox - TopicsExpress



          

Villahermosa, Tab., a 31 de julio de 2013. Lic. Vicente Fox Quezada. Rancho San Cristóbal. San Francisco del Rincón. Guanajuato, Gto. Señor Fox: Después de saludarlo le anticipo que no soy político, funcionario público y además, apartidista. Recurro a esta misiva porque requiero de usted una explicación histórica, sustentada y razonada de porqué se considera haber sido mejor Presidente que Benito Juárez. Lo hago como un ciudadano mexicano orgulloso de sus héroes y de su historia que de repente ve a un expresidente querer cambiar el juicio que México y el mundo ha emitido sobre un mexicano excepcional. Seguramente tiene valiosas razones para expresarse como lo hizo, y son las que deseo conocer. Tampoco aspiro a una confrontación con un personaje como usted, merecedor de todos mis respetos, por lo que éste será el único escrito que le enviaré, haya o no respuesta. En las justificaciones de lo dicho durante su entrevista periodística, entre otras cosas, señala de traidor a Benito Juárez por, uno, la firma del tratado Mac-Lane-Ocampo; dos, por no haber generado empleos en el país, y tres, de no haber apoyado el desarrollo de su natal Oaxaca. Veamos. No me referiré al origen del indio de Guelatao y su esfuerzo por aprender el castellano primero, luego por obtener un título de abogado, (aclaro, no estando en el poder, usted sabe, siempre surgen suspicacias), y después, sumarse como el soldado más humilde a la lucha liberal bajo las órdenes del Gral. Juan Álvarez en Guerrero. Esa tenacidad de nuestra raza indígena, lo tengo claro, usted jamás la valorará. Sobre el tratado, sí quisiera su ilustración porque la historia misma señala que el documento del 14 de diciembre de 1854, el tratado Mac Lane- Ocampo, jamás fue aprobado por el congreso de los Estados Unidos del Norte. Se dirá que aún así hubo la intención de ceder parte de la soberanía al imperialismo yanqui. Pregunto, ¿la diplomacia cómo funciona? Porque nosotros, los millones de ciudadanos que conformamos el pueblo real, (la “prole”, pues, como dijera la hija de Peña Nieto) estamos desinformados y desconocemos los juegos y compromisos secretos del poder, pero tenemos el concepto de que es una especie de partida de ajedrez, donde en muchas ocasiones, para obtener el “jaque mate” se deben sacrificar peones, alfiles y demás piezas, superando al adversario. Es decir, cuenta el triunfo final y nada más. Y en este caso, ¿cuál fue el resultado? Yo lo veo claro, no sé usted. En la escuela, la de los años 50-60 del siglo pasado, y de historiadores liberales como el tabasqueño Agustín Cue Cánovas, aprendimos que la Reforma contó con los más brillantes hombres de la época que con capacidad, lucidez, honestidad y patriotismo nos legaron un país libre y de leyes: México; asediado entonces , dentro, por el alto clero, por los conservadores dueños de haciendas y vidas, y aquellos traidores que siempre los ha habido y seguirán habiendo; y por fuera, por las potencias europeas encabezadas por Inglaterra, España, Francia. Y aquí, al lado, juntito, los norteamericanos. Señor Fox, sin ser historiador ni erudito, desde niño conocí la trayectoria de Benito Juárez, uno de los gigantes de la historia nacional. Y habiendo declarado usted, un expresidente de México, que como gobernante, fue mejor presidente que Juárez, tiene la obligación ética y moral de mostrarnos el paralelismo comparativo entre su vida política y patriótica con la de don Benito Juárez; hechos relevantes que hayan transformado este país en ambos casos, para que sin duda la historia juzgue más tarde a Vicente Fox, como el Benemérito de las Américas del siglo XXI. Usar el tratado Mac Lane- Ocampo para acusar a Juárez de traidor no debe considerarse un simple dislate. La historia nos recuerda que “el gobierno del conservador Santa Anna expidió un decreto el lo. de marzo de 1842 concesionando a favor de don José de Garay el derecho a establecer comunicaciones a través del istmo de Tehuantepec, además de otros privilegios.” (Pregunto, ¿ahí se inauguraron las privatizaciones?). Posteriormente esta concesión fue prorrogada de manera sucesiva por Nicolás Bravo, Valentín Canalizo y don Mariano Salas hasta 1848; pero antes, en 1847, De Garay la transmitió a los ingleses Manning, Mackintosh y Schneider. A raíz de la invasión del 47, “durante los armisticios de paz entre México y los Estados Unidos, éstos exigieron el derecho de paso de ciudadanos estadounidenses por el istmo de Tehuantepec”. No creo que desconozca usted, señor Fox, que en 1853, el Presidente conservador Santa Anna celebró el tratado de La Mesilla, en cuyo artículo VIII “se concedía libre tránsito por la vía de comunicaciones del istmo, a las personas y propiedades de ciudadanos norteamericanos, comprometiéndose además a celebrar con el gobierno norteamericano un arreglo para el tránsito, por la misma vía, de tropas y municiones de los Estados Unidos”. Y que otro conservador, Félix Zuloaga, en 1858 informó al embajador norteamericano “que estaba dispuesto a vender a los Estados Unidos una parte del territorio nacional”. Por fin, en octubre de 1866 el Presidente Juárez decreta la caducidad de la concesión a la compañía de Lousiana, otorgándosela a la empresa “Tráfico de Tehuantepec”, la que por no cumplir su contrato se declara caducada en agosto de 1867. Como verá, la historia nos dice que la posesión del istmo de Tehuantepec, de la Baja California, de la riqueza petrolera y otras, siempre fue (¿lo será aún?) una obsesión norteamericana. El tratado Mac Lane-Ocampo no se inició con el Presidente Juárez. No. En momentos en que el país se debatía ante los colosos europeos por un lado y los traidores internos por el otro, este tratado se convirtió en un tanque de oxígeno para el gobierno juarista. Al no poder abrir otro frente de lucha armada ante los nortamericanos, Juárez usó la lucha diplomática encabezada por mexicanos de la talla de Melchor Ocampo y de Matías Romero. Distraerlos y esperar. Esa fue la apuesta, y la ganó Juárez. A siglo y medio de distancia quedó demostrado que el tratado, con todo y lo que hoy se diga, no convenció al congreso norteamericano y fue rechazado. ¿Podrá calificarse, señor Fox, al gobierno de Washington y a su congreso de estúpidos para no aceptar el regalo que se le ofrecía en bandeja de plata? Porque cuatro millones de duros de esa época, pagaderos la mitad en efectivo al firmarse el tratado y los dos restantes “serían aplicados por el gobierno estadounidense al pago de las reclamaciones de ciudadanos de Norteamérica contra el gobierno de la República Mexicana, por daños y perjuicios sufridos por aquéllos, después de probada la justicia de dichas reclamaciones”, fue una ganga para un país que en asuntos de dominio territorial y económicos nunca ha tenido escrúpulos para pasar sobre millones de cadáveres. Sus opiniones sobre 1.- no fomentar el empleo y 2.- no haber apoyado el desarrollo de su estado, Oaxaca, cuando el país se encontraba en un proceso revolucionario donde el único y prioritario objetivo era sobrevivir como nación independiente, fomentando el concepto de patria, las considero frases huecas como aquella de las tepocatas y víboras prietas. Por eso señor Fox, acudo a usted. No alcanzo a comprender por qué acusó a Benito Juárez de traidor, y tengo la seguridad de una respuesta suya clara, sin retórica, sustentada en la verdad histórica y honestidad de quien, “haiga sido como haiga sido” tuvo la oportunidad de ocupar el máximo encargo que una vez detentara don Benito Juárez. Termino transcribiendo un párrafo de la célebre carta que Don Benito Juárez envió a su representante en Washington, Matías Romero que por sí misma encarna toda la grandeza de nuestro indio zapoteco: “…Que el enemigo nos venza y nos robe, si tal es nuestro destino; pero nosotros no debemos legalizar ese atentado, entregándole voluntariamente lo que nos exige por la fuerza. Si la Francia, los Estados Unidos o cualquiera otra nación se apodera de algún punto de nuestro territorio, y por debilidad no podemos arrojarlo de él, dejemos siquiera vivo nuestro derecho para que las generaciones que nos sucedan lo recobren. Malo sería dejarnos desarmar por una fuerza superior, pero sería pésimo desarmar a nuestros hijos privándolos de un buen derecho, que más valientes, más patriotas y sufridos que nosotros, lo harían valer y sabrían reivindicarlo algún día…” Reciba un respetuoso saludo. Roberto Ross García.
Posted on: Wed, 31 Jul 2013 16:43:24 +0000

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