¡¿Y SI...?! ¿Os imagináis que pudiéramos -de algún modo- acercarnos a contemplar desde la óptica, desde el punto de vista de la Santísima Trinidad, o desde María misma, el hecho maravilloso y sublime y gozosísimo de LA ASUNCIÓN DE MARÍA EN CUERPO Y ALMA A LOS CIELOS? Pues yo creo que sí es posible -hasta cierto punto- respetando, por supuesto el Misterio. A mi me parece, que casi siempre, y casi todos (aunque puedo estar equivocado, ¡ojalá!) cuando se ponen a meditar este Misterio, lo hacen como desde abajo y desde fuera, como meros espectadores o turistas, que se admiran sí, y se alegran por supuesto, pero no lo suficiente ni por los verdaderos motivos, o al menos no por los más necesarios y radicales, quedándonos casi solo en la superficie. Pero ¿y si PUDIÉRAMOS CONTEMPLAR AL PADRE, CON CUANTA ILUSIÓN, CON CUANTA EMOCIÓN Y TERNURA ESPERABA Y ACOGÍA EN SUS BRAZOS A SU QUERÍDISIMA HIJITA MARÍA, EN SU CUERPO RESUCITADO Y GLORIOSO, Y ALMA INMACULADA Y REBOSANTE DE GRACIA?¿y si PUDIÉRAMOS CONTEMPLAR AL HIJO, CON CUANTA ILUSIÓN, CON CUANTA EMOCIÓN Y TERNURA ESPERABA Y ACOGÍA EN SUS BRAZOS A SU QUERÍDISIMA MADRE, QUE LE HABÍA DADO SU CARNE Y SU SANGRE HUMANAS, QUE LE HABÍA LLEVADO EN SU SENO, QUE SIEMPRE HABÍA ESTADO EN PLENA SINTONÍA Y COMUNIÓN CON SU CORAZÓN, EN SU CUERPO RESUCITADO Y GLORIOSO, Y ALMA INMACULADA Y REBOSANTE DE GRACIA? Él, que la hubiera subido consigo en su Ascensión, si no hubiese sido otra la Voluntad del Padre, que deseaba se quedara aún un tiempo con su Iglesia recién nacida, nosotros, que todavía necesitábamos su presencia maternal. Y... ¿y si PUDIÉRAMOS CONTEMPLAR AL ESPÍRITU, CON CUANTA ILUSIÓN, CON CUANTA EMOCIÓN Y TERNURA ESPERABA Y ACOGÍA EN SUS "ALAS" A SU QUERÍDISIMA ESPOSA, en quién y con quién y de quién formó, como su Esposo, a la humanidad sagrada del Verbo, EN SU CUERPO RESUCITADO Y GLORIOSO, Y ALMA INMACULADA Y REBOSANTE DE GRACIA? ¡¿Y si pudiéramos participar de su inmensa gozosidad, porque así quisieran concedérnoslo ellos por medio de su Iglesia, con todos nuestros hermanos?! ¿y si PUDIÉRAMOS CONTEMPLAR A MARÍA, CON CUANTA ILUSIÓN, CON CUANTA EMOCIÓN Y TERNURA ESPERABA Y ACOGÍA LOS ABRAZOS DE SUS TRES, EL PADRE Y EL HIJO Y EL ESPÍRITU, INMENSAMENTE AMADOS DE SU ALMA INMACULADA Y LLENA DE GRACIA Y GRATITUD? Ella, que hubiera deseado ardientemente irse con su amadísimo Hijo al Cielo cuando Él subió junto a su Padre. ¡¿Y si pudiéramos participar de su inmensa gozosidad, porque así quisieran concedérnoslo ellos por medio de su Iglesia, con todos los hermanos?! Y, por último, ¡Y si no fuésemos meros espectadores, sino que, por ser miembros de Cristo y María también nosotros estuviésemos ascendiendo con ella, poco a poco, al encuentro de nuestro Tesoro, donde tenemos el Corazón: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que, junto con María nos esperan anhelantes de ilusión y gozo, de emoción incontenible?!
Posted on: Fri, 16 Aug 2013 11:01:33 +0000
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