¿Y quién hubiese dicho que esas indefensas criaturas, sin garras ni colmillos, descubrirían un día los poderes divinos y reclamaría con ellos el trono de las especies? Pero cuando ocurrió, el mundo entero lamentó los siglos de abusos y humillaciones que con la más natural indiferencia se cometían a las especies más pequeñas, porque cuando estas torturadas alimañas se expandieron como plaga, armados por dos manos y alimentados por el rencor y el resentimiento que como camellos alojaron en sus entrañas, la ley de la selva se transformó en el aperitivo de una implacable sed de venganza.
Posted on: Sat, 20 Jul 2013 21:12:37 +0000