AQUI LES DEJO ESTO QUE ESCRIBÍ HACE YA BASTANTES AÑOS MI MARIMBA Eduardo “Balo” Gómez Compositor Guanacasteco Era un día, aparentemente normal, en las Fiestas Típicas Nacionales, mucha alegría, fiesta, jolgorio, mujeres lindas, mucho licor, por que para los que no lo saben, en Santa Cruz las fiestas empiezan a las 12 mediodía del 14 de enero, y terminan el 18 de enero a las 12 medianoche, así como lo leyó, sin parar; evento tras evento van sucediendo como por arte de magia, esa magia inexplicable que le brota como cántaros a los santacruceños, y que él que nos visita, también, como por arte de magia se va contagiando de esa fiesta de tantos años, de esa fiesta de mil anécdotas, de mil historias, de mil amores, esa fiesta que sólo se vive en Santa Cruz. A eso de las doce de la noche del día jueves 15 de enero, terminé mis labores en el parque Bernabela Ramos, junto a mis empleados nos dirigimos a un restaurante cercano y nos sentamos a cenar, estando ahí aparecieron algunos amigos, esos amigos de años que sólo se ven en esos días de fiestas, como dijo mi amigo el doctor Retana, estas son las fiestas del reencuentro, al filo de las 2 de la madrugada me dispuse seguir mi camino hacia la Plaza López, la famosa Plaza de los Mangos, y, sorpresa, la policía había parado las fiestas por orden de alguien de arriba, en ese momento no supe que pensar, nunca había sucedido esto en Santa Cruz, luego pensé, bueno, todo cambia, todo pasa, inclusive hasta la muerte, me acerque a un chinamo y pedí un trago, me lo vendieron, pero aquello parecía un velorio, solo se escuchaba el murmullo de la gente, el comentario maligno a ver a quién se culpa por asesinar el jolgorio, de repente, una Marimba, ay DIOS mío, que lindo sonó en el murmullo de la gente el tableteo sonoro como decía José Ramírez Saizar, que lindo se le apuntalaba de las cejas a la marimba mi amigo Bartolomé Briceño, de nuevo empecé a sentir que estaba en mi tierra y que no me importaba si se iba la corriente por que no la necesitamos para ejecutar la marimba, de nuevo empecé a sentir como canta mi tierra y que mi tierra no necesita de leyes cuando se siente contenta, mi tierra que no conoce de tristezas, mi tierra que todo es alegría, mi tierra que cuando el chin pon de la parrandera revienta en el cielo es como un animal cerrero, chucaro o desbocao, volví a darle gracias a DIOS por haber nacido en esta tierra tan linda, tierra que en la bajura se baña con puro coyol, mis ojos se humedecieron, un torozón se me atravesó en el pezcueso pero me lo baje con un trago del veneno que embriaga a los hombres; en eso apareció de nuevo la policía y obligaron a los marimbistas a callarse, que error tan garrafal, inmediatamente dos abogados que se encontraban en el jolgorio, Alvaro Guevara y Oscar Matarrita, se les ha salido el indio que llevan por dentro, el pelo se les paró y pusieron en su lugar a la policía, uno de los abogados les dijo que como iban a callar la marimba, que eso sería como callar el himno nacional, la gente aplaudió a los abogados y silbó a la policía, el jolgorio siguió hasta amanecer y al son de la marimba criollos y extranjeros bailamos, al final de todo pienso que callar la marimba no solo sería como callar el himno nacional, sería callar una tradición de tantos años, sería como callar el bramido del ganado, sería como callar la ventolera que se incrusta en el charreal, callar la marimba sería como callar la alegría de los niños que corren para que no los alcancen los payasos, como callar el cantido de los pajaritos al amanecer, como callar lo romántico del atardecer cuando se adorna con Cortés y Cañafístola, callar la marimba hubiese sido como callar el grito de Vargas en Llano Grande, como callar la pluma de Adán Guevara, Héctor Zúñiga, Medardo Guido, Mario Cañas, Sacramento Villegas, Benito Saizar, Jesús Bonilla, y no es que yo quiera compararme con ellos, pero callar la marimba sería como que le pusieran bozal a este pobre aprendiz de escritor.
Posted on: Thu, 29 Aug 2013 23:47:44 +0000