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Coral institucional armoniza voces, aptitudes y expresiones “Acá, cultivamos lo humano”: por la ruta de los embajadores culturales del Fonacit Son treinta cuatro años de ensayos y conciertos de esta agrupación coral: su objetivo es cantar en colectivo con proyección artística; pero, su propósito entona el fortalecimiento del tejido social y humano Nerliny Carucí / Prensa Fonacit “Uno de los aprendizajes importantes de promover el arte dentro de las instituciones radica en cómo se genera trabajo en equipo y sentido de pertenencia. Uno se siente orgulloso, cuando hace una creación que se puede exponer, y uno es parte de esa obra. En la coral, nos damos cuenta de que, desde el mismo momento cuando se vocaliza, hasta el momento en que cantas en público, tu voz debe estar en perfecta armonía con el resto de las demás voces. Uno no puede cantar ni muy alto, ni muy bajo: tienes que dar con la nota exacta; y esa armonía que se logra, te enseña a creer en los demás”. Son palabras de Eyling Plaza, trabajadora de la Dirección de Planificación, Presupuesto y Organización del Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Innovación, quien es una de las integrantes de la Coral del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit). Con un entusiasmo contagioso, Eyling resalta la importancia de que, en los espacios laborales, se promuevan actividades de extensión, que contribuyan a la humanización de las instituciones. “Supone una preocupación por tu felicidad, crecimiento personal e integración con los otros trabajadores; el reconocimiento de tus aptitudes artísticas, deportivas, y el impulso de unas condiciones sociolaborales para que puedas desarrollar esas habilidades. Vale decir: la orientación de toda institución humana”. Interacción en red que sobrevive en la cotidianidad Mercedes Villarroel es otra de las mujeres cuya voz constituye un instrumento musical en la Coral del Fonacit. En el año 2006, entró a trabajar en el Fondo y, un año después, se incorporó al grupo. Para ella, la Coral entraña “una inmensa alegría”: no solamente significa cantar; también, trabajar en red. “Por lo general, quien pertenece a la coral o a cualquier otro grupo creativo, se comporta de alguna manera, con altos niveles de coherencia. Los hábitos de la coral los trasladas hasta el trabajo institucional. Uno aprende que, el ser humano existe en colectivo: una cuerda sin la otra cuerda no es nada”, refiere Mercedes. De las 14 voces que, actualmente, dan vida a la coral, 11 pertenecen a mujeres. A lo largo del tiempo, el número de miembros de la coral ha oscilado entre 12 y 35 participantes. Los integrantes actuales reconocen la escasa incorporación de varones y hacen un llamado abierto a todo aquel que quiera participar. “No necesariamente sus integrantes tienen que ser del Ministerio. Aquí, hay personas de zonas aledañas a la institución; jubilados de otros Ministerios y entes adscritos. Somos una coral incluyente”, aclara, risueña, la compañera Eyling. Eyling hace referencia a personas de la comunidad como Carmen Teresa Ruiz, jubilada del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente. Esta última participa en los ensayos de la Coral, que se realizan, dos veces por semana: los miércoles y viernes de 12:30 m. a 2:00 p. m. La pasión de Carmen Teresa le “nutre el alma” y le permite involucrar a otros en la experiencia. Fonacit, en versión coral Los primeros trámites para crear la Coral del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación se hicieron en el año 1979, en el extinto Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit). Desde entonces, la Coral se ha mantenido en un continuo ejercicio creativo —a excepción de 3 años, en la década de los ochenta—. José Miguel Custodio Rodríguez asumió como director en el año 1991: lleva 22 años guiando el trabajo vocal de la Coral Fonacit. “Nosotros somos embajadores culturales de la institución; por eso, trabajamos con la seriedad que amerita este marcaje que nos instituye como un equipo cultural. Para montar un concierto de 15 minutos, se requieren 2 o 3 meses de labor, y venir 2 veces a la semana o más. Implica un esfuerzo que merece ser reconocido por los trabajadores y las autoridades de la institución”, expresa José. La vida de este director ha sido afinada por las notas musicales y el canto. Comenzó a estudiar música a los 5 años de edad; a los 7 años, entró en un coro; y a los 18, se convirtió en director de agrupaciones corales. “Como embajadores culturales del Fonacit y del Mppcti, hemos trabajado con un amplio repertorio de música venezolana y latinoamericana, que hace viajar al público, al son de los ritmos y sentires de nuestra América”, precisa. Hace unos años, la Coral del Fonacit grabó 4 canciones en un disco que fue compartido con cantantes del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis). El director de la Coral del Fonacit insiste en que la cultura no está ajena a los adelantos científicos y tecnológicos. Esta apreciación, también la apoya Eyling Plaza: “La ciencia y tecnología son transversales a todo, pero la cultura lo es, de la misma manera. Justamente, la cultura permite que los hábitos, científicos y tecnológicos, permanezcan en el tiempo”. Son treinta cuatro años de ensayos y conciertos de esta agrupación coral: su objetivo es cantar en colectivo con proyección artística; pero, su propósito entona el fortalecimiento del tejido social y humano dentro del Fonacit: “Porque, acá, cultivamos lo humano”.
Posted on: Wed, 30 Oct 2013 19:49:46 +0000

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