Debió ser dos o tres noches atrás. No lo recuerdo sr, dado el - TopicsExpress



          

Debió ser dos o tres noches atrás. No lo recuerdo sr, dado el impacto que el evento causó en mi subconsciente. Perdonará ud. que no recuerde tampoco el hecho en sí mismo, ni el por qué del impacto, ni tan solo el impacto causado, pues el trauma debió de ser tal, sr, que ud debe entender que no recuerdo nada. En efecto, mi metne debió bloquearlo todo por lo que ahora me tiene aquí, tratando de desglosar los hechos de un evento que no recuerdo, del que no tuve noticia hasta ahora, y del cual no conozco ni un panorama generalzado. Yo bien podría ir por la vida pensando que ello nunca sucedió, y en efecto, podría así haber sido, mas mi actual posición me obliga a por lo menos, intentar especular la sucesión de los hechos, o por lo menos los hechos ocurridos, o probablemente ocurridos la tarde o la noche de un día que, como debe usted haber adivinado, tampoco recuerdo. Puedo sugerir que haya sido una noche, oscura y neblinosa entre las húmedas calles de piedra de esta vieja ciudad, en que el velo blanco de ésta misma neblina se desgarraban entre las filosas herrerías oxidadas de rejas y gárgolas terribles, en que el aire frío podía verse caer como un telón en volutas al borde de la banqueta, y en las alcantarillas los vapores calientes ascendiendo con un color verdoso enfermizo. Podría deducir del propio entorno que debió ser una noche solitaria, y que mis pasos, en zapatos negros, resonaban de lado a lado de la calle. Probablemente un perro por allá habrase sobresaltado al oirlos, y habrase ido corriendo. Las luminarias opacadas por la neblina seguramente brillaban tenuemente, rodeadas de un halo, allá en lo alto. Me refiero por supuesto a los faroles de esta calle tan gótica en la que me hallo -ahora me veo, al intentar inferir los hechos- caminando solitario, envuelto en una gruesa gabardina con el cuello alzado sobre las orejas, mirando de lado a lado, intentando huir del fantasma de esta tan desolada noche en la que, debo decirlo, no se cómo he llegado aquí, mientras intento desesperadamente safarme de esta situación que tan solo me causa desasosiego. Pero este hecho no debe ser sucifiente sr. juez, para causarme una impresión tan honda como debe de haberme causado para que mi inconsciente lo haya bloqueado de tal manera, de lo contrario, podría tan solo imaginar una situación así? Algo más debio de ocurrir. Un crimen, tal vez. Es seguro que eso haya sido, un crimen extraño y con tintes de sobrenatural tal vez. Me veo caminando por una ciudad en apariencia desierta en esta noche y no puedo menos de suponer que, caminando sobre una baqueta haya visto a mi lado, a mi derecha -pues yo camino por la acera derecha- entre los edificios un estrecho y oscuro callejón, sobre el cual las altas y deformes paredes de los viejos edificios de ladrillo se alzaban ominosas, como una alta cueva geométrica que invita a pasar a los crueles habitantes de la noche y advierten al común ciudadano a alejarse de ellas. Cabe decir, sr juez, que yo me considero un común ciudadano, y no uno de aquellos crueles seres nocturnos que pululan por las calles en ambientes como aquel, es más, osaría decir que yo no frecuento tales lugares. Es por ello que resulta misterioso, incluso para mí, el hecho de que yo me encontrara ahí, y más aún, que un desconocido impulso me llevara a penetrar aquellos parajes nada adecuados a alguien como yo. Aqui intuyo a algo de la catástrofe que ha de suceder, e incluso, de la naturaleza de ella. Y me atrevo a decir que fue en un callejón así donde los hechos scedieron pues, ¿dónde más puede alguien econtrar tan impresionante espectáculo como aquel que mi mente se empeña en olvidar, si no es en uno de los resquicios más ocultos de esta gran bestia que es nuestra ciudad? Pues como ya he dicho, me habré encaminado por estos parajes, indudablemente fuera de mí, moviéndome entre desconocidas callejelas empedradas, enre ventanas y balcones de aspecto extraño y perverso, perdiéndome en un laberinto de callejas que se hunden como raíces e lo mas profundo de esta tierra de hombres perdidos. Cuando me detuviera a pensar dónde yo me encontraba debia ser ya demasiado tarde para siquiera saber por qué lado regresar a mi camino original. Así pues, metido en un laberinto espantoso, seguí caminando ya sin animo, como intuyendo lo que a continuación estaría por suceder. Qué como llegué ahí, sr juez? qué como vi lo que ocurrió? No lo recuerdo. Sin embargo en tal oscuridad y con tal neblina, tan solo puedo sugerir que escuchara yo un ruido, un roce como de ropa o de zapatillas discretas. Puedo incluso pensar que en ese momento el aire se despejara, que el cielo abriera un resquicio y empapando la neblina bajara un rayo de luna a iluminar el pliegue de un vestido -un vestido sr juez? si, es probable que fuera un vestido-, justo antes de éste desaparecer detrás de una esquina. ¿Qué me podria haber impulsado a ir tras de él, tan solo a presenciar tan abominable acto? No sabría decirle sr juez, pero una especie de rabia se podría haber apoderado de mí. Estaría yo sin control de mi cuerpo, tal vez por la desesperanza en que me hallaba sumergido, en parte por semejante noche, en parte por aquel lugar en que me encontraba sin esperazas de salir mientras la noche fuera noche. Tal vez corrí tras de aquella figura. Supongo una figura de formas agraciadas, una figura de una fragilidad infinita que, presa del pánico, se moviera torpemente por la escarpada calle empedrada. Habré visto algo más, otra figura o siquiera una sombra que pudiera arrojar alguna luz sobre la naturaleza de aquel acto tan horrible? Una pista del autor del hecho? Le digo, su sria. que no lo sé, pudo ser así. Sin embargo, la escena relatada amerita la posibilidad de que no haya sido así. Podría tratarse de una figura solitaria, corriendo, digamos, de un fantasma, de algo invisible para el ojo, lo cual podría explicar el profundo misterio detrás del hecho, lo que lo hace infinitamente más insoportable, pues es evidente que para mí, asi debió haber sido. Sin embargo corrí detrás de esa figura, víctima de no se qué impulso sobrehumano que me infundió energías extras para sobreponerme al frío y al desasosiego presente, y aún a lo empinado de la calle pues, déjame adivinar su señoría, tan solo si para darle más dramatismo al hecho, que la calle se extendiera cuesta arriba, y que el cielo ahora despejado mostrara la enorme luna allá arriba, iluminando, mirando toda la escena, ah! si tan solo a ella pudiéramos preguntarle!. Y he aquí lo más misterioso del asunto, sr juez, que mi mente debió ofuscar por completo y que aún en ese moento debió haberme causado un nudo en la garganta, aún a pesar de mis recobradas energías. La muchacha -era una mujercilla, ahora puedo intuirlo, tal vez imaginar su bello rostro juvenil voltear a ver a su perseguidor (perseguidor, el cual le recuerdo, no vi), y cuyos temerosos ojos azules vi entre dos cascadas de dorados caireles-, como decía, la muchacha corría cuesta arriba tropezando, hasta perderse en una sombra más al fondo. Debió ser aquel un rincón completamente oscuro, donde su perseguidor debió por fin cobrar forma, esa forma definitiva, corpórea, y donde éste debió haber consumado el hecho. Lo cierto es que cuando yo hube llegado, la luna llena frente a mí debió haberse ocultdo tras un edificio, estaría yo llegando al final de un callejón sin salida, en lo más alto de aquel barrio desconocido, donde, puedo imaginarlo, se vería el resto de la ciudad si se viera en la dirección en que veníamos, digo, la muchacha y yo. Y es esto, señor juez, lo mas impresionante de todo, lo que debió haberme impresionado de tal manera para que mi inconsciete borrara todo registro de aquella noche, podría haber visto, tal vez, el cadáver de la muchacha, bañado en sangre, completamente destrozado. Solo algo así podría impactar de tal manera mi corazón, que haya yo visto a la muchacha en el suelo, desmembrada, con la carne a flor y como si la hubieran arrancado a pedazos, algun monstruo terrible. Mi ánimo debió haber sido tal, sr juez, debí enervarme tanto que al contemplar aquella escena debí haber gritado, debí ver la luna llena asomarse sobre el edificio en que estaba, avanzando en el cielo nocturno, y debí haber gritado con todas mis fuerzas, un grito desesperado que podría haber sonado como un aullido, un aullido profundo y sonoro. Pregunte ud sr juez, a los vecinos de esa zona (si es que hay tal) si no oyeron algo así como un aullido sr juez. Sí? Lo oyeron?
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 02:06:17 +0000

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