Definitivamente nuestra vida sería muy distinta si no nos gustara tanto el fútbol. Tal vez seríamos más jóvenes, hoy hubiésemos tomado mate en un parque o liquidado la tarjeta en un shopping mientras se jugaba el partido… Y si tuviésemos esta misma pasión por un equipo de básquet, por uno de voley o por un tenista hoy no hubiéramos sufrido nada: ganábamos 89-45, en sets corridos o con un lapidario 6-0 y 6-0. Pero acá no hay merecimiento que valga y esto es lo lindo e inigualable del fútbol… podés aplastar a tu rival, aunque si no liquidaste el juego te pueden empatar en la última bola y dejarte sin nada. Qué cerca estuvimos de ser entes infumables durante toda la semana, qué dolor hubiese sido, pero no pasó y ese abrazo enorme por la victoria final hizo que todo, absolutamente todo, haya valido la pena.
Posted on: Mon, 04 Nov 2013 18:49:10 +0000
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