ENTREVISTA. Cecilia Tait: “Yo no soy tránsfuga, es más, yo - TopicsExpress



          

ENTREVISTA. Cecilia Tait: “Yo no soy tránsfuga, es más, yo pregunto ¿quién traicionó a quién?”. Congresista. Acaba de renunciar a Perú Posible. Es su segundo periodo como legisladora. El primero se dio durante el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006). Jugadora de vóley. Subcampeona del mundo en las Olimpiadas de Seúl 88. Desde el 2005 integra el Salón de la Fama del Vóley. Sobrevivió al cáncer. Texto. Emilio Camacho. Foto. Melissa Merino. Hemos avanzado 20 minutos de conversación con Cecilia Tait. Trata de explicarme su interés en el tema de la salud. Usa como ejemplo su propio caso. Describe el tratamiento de quimioterapia al que se sometió para vencer al cáncer. Recuerda las personas que se sentaban junto a ella para recibir el pinchazo de la droga que debía salvarla. Eran un pequeño grupo, bien ordenado. Todos sentados en cómodos sillones mientras recibían el tratamiento. Algunos le preguntaban qué parte de su cuerpo era atacada por el cáncer. Otros eran silenciosos. Recuerda de nuevo. Los brazos ennegrecidos por la droga, las agujas, las ausencias, las cuatro personas que empezaron a recibir el tratamiento junto a ella, pero que no pudieron completarlo porque perdieron el seguro que los cubría y que ya no están. Me pide que detenga la entrevista. Se para y entra al servicio que tiene en su despacho. No deja que la vea llorar. Vuelve al cabo de unos minutos y es la misma. Hablará de Toledo, de su interés en llegar a la presidencia, del vóley y de todo lo demás. El dolor de ser sobreviviente de un mal que mata a miles dará vueltas alrededor de este diálogo. Y ese es el verdadero motor de esta mujer indoblegable. ¿Alguna vez vio a Alejandro Toledo como un miembro de su familia? Como a un amigo. Es muy amigo de mi marido. ¿Un poco más que de usted? Sí. Tyler Bridges (su esposo) vino a hacerle una entrevista a Toledo para el Miami Herald, en el 2000, cuando era candidato. Y nos conocimos en un evento en el Amauta. Yo estaba con mi hija en brazos, estaba cantando este grupito de jóvenes, creo que era Saltarín... ...Salserín. Salserín (asiente). Bueno, a mi hija le gustaba. Yo estaba en jeans y en blusa, mientras que los demás congresistas estaban en terno. Entonces Toledo empezó a presentarnos y al final dijo: “Y les presento a mi negra adorada, la congresista Cecilia Tait”. Tyler se sorprendió mucho por eso, no pensó que fuera congresista. Luego, en una conversación con Toledo le preguntó por mí. Toledo le respondió (imita al ex presidente): “Con ella ni te metas”. ¿Ah sí? Es que yo estaba separándome. Y Toledo sabía que estaba en ese proceso. Por eso le dijo que se olvidara. Cuando Tyler insistió, Toledo le respondió: “Oye, tú has venido a entrevistarme o a preguntarme por la negra”. Y a él le llamó mucho la atención eso, que Toledo me dijera negra, por lo que pasa en su país –que no se ve bien que a alguien lo llamen negro– pero él le explicó que eso me lo decía de cariño. Finalmente conocí a Tyler, cuando me pidió una entrevista para hablar sobre Montesinos... Toledo le decía negra y usted le decía Nino, ¿verdad?. (Sonríe) Sí, “Nino”, ni noventa centímetros. También le decía “Elena”, por el enano. Elena es la peor, es la chapa que menos le gusta. ¿Y cuánto ha cambiado toda esta relación estrecha con Toledo? Yo sigo siendo su amiga, pero él dijo que yo lo traicioné. ¿Se lo dijo él mismo? Sí, pero uno no traiciona a los amigos. Tú traicionas a un amigo cuando no eres capaz de decirle lo que piensas y lo que está haciendo mal. Eres amigo cuando le dices: “Te estás equivocando”. ¿Y cuántas veces ha conversado con Toledo después de que usted denunció que había un arreglo entre bancadas para elegir a los miembros del Tribunal Constitucional? No, no. Yo conversé antes. Cuando se pedían facultades para legislar en materia de salud. Yo me paré en el Pleno y dije que no estaba de acuerdo, que era el colmo. Lo que pasa es que hace dos años yo presenté una iniciativa sobre el tema, y desde el 2012 está durmiendo el sueño de los justos. Y yo digo, si Toledo es aliado, tiene ministros, embajadores, cómo es posible que no pidiera que se debata mi proyecto. ¿Luego de eso volvieron a hablar? No, Toledo me dijo que entendía mi posición y que votara como quisiera. ¿Usted le pidió alguna explicación sobre el tema de Ecoteva? Yo estaba en mayo en Alemania. ...Y quiso recoger información sobre las víctimas del holocausto (porque la primera versión que dio Toledo, para justificar las compras inmobiliarias de su suegra, a través de la empresa Ecoteva, es que usó el dinero que le dieron como víctima del holocausto). Exacto. ¿Y qué pasó? Nunca me respondieron. Cuando regresé de Alemania hubo una reunión a la que nunca me llamaron. Cuando llamé a preguntar sobre esta reunión, me dijeron que no me preocupara porque se iba a tratar otro tema ajeno a Ecoteva. Bueno, si no me querían convocar tampoco iba a insistir. Por eso fue que cuando Toledo fue a la Comisión de Fiscalización a hablar sobre el tema de Ecoteva, ni pregunté ni lo defendí. Cómo voy a defender a un amigo si no confía en mí para que lo defienda. La situación ahora es más grave. La Unidad de Inteligencia financiera ha revelado que se usaron fondos de Ecoteva para comprar las propiedades de Toledo. A partir de ello mucha gente pide que Toledo se retire de la política. Entre ellos, un 55% de los entrevistados en la última Encuesta de Poder, ¿usted está dentro de ese porcentaje? Yo creo que él dijo que dejaba la política si le encontraban que algo era ilícito. Lo importante es saber de dónde viene el dinero. Y eso no está claro. Él no ha dicho toda la verdad. Usted todavía le da el beneficio de la duda. No sé por qué me ponen como enemiga de él. Yo, como cualquier ciudadano de a pie, quería saber de dónde vino el dinero (para comprar sus propiedades), pero no me dieron la oportunidad de preguntárselo. Ahora, yo puedo opinar, pero no tan abiertamente. Como integro la Comisión de Fiscalización, los que lo defienden, si yo afirmo algo, podrían decir que yo no debería estar en la comisión. Cuando usted estuvo por primera vez en la bancada de Toledo, durante su gobierno... ...estuve como invitada. ¿Y por qué se inscribió en Perú Posible en esta segunda oportunidad? Bueno, él perdió. Había quedado cuarto. Y como no había pasado nada, el día de la elección solo había unos cuatro o cinco gatos en el hotel donde estaba Toledo, a pesar de que antes había una colaza. Entonces yo dije: “Pobre mi amigo, lo veo abandonado”. ¿Y por eso decidió ser militante de Perú Posible? Es que no lo quería dejar solo. Y pensé que podía ayudar al partido y lanzarnos en el 2016. Pero uno se afilia a un partido por su línea ideológica, no tanto por consolar a un amigo. La línea siempre fue defender el sistema de salud. Estaba en nuestro plan de gobierno. Hay quienes dicen que los congresistas que se marchan a otras bancadas son tránsfugas. ¿Usted se siente tránsfuga? No. Tránsfuga es la persona que se va a otro partido por dinero, por un cargo o por beneficio personal. ¿En cuál de los tres casos estoy? En ninguno. Siempre he mantenido mi línea de conducta. A mí no me la van a cambiar, ni un partido, ni un amigo o un líder que por las circunstancias te obliga a hacer lo que tú no quieres. Yo no soy tránsfuga. Es más, yo pregunto, quién traicionó a quién. Respóndame usted. Yo solo dejo esa pregunta en el aire. Me han dicho que su intención de postular a la presidencia es bastante seria, tanto que ya se ha reunido con algunos economistas. ¡Cómo sabe usted que me he reunido con economistas! En realidad vengo a confirmar el dato. Lo que yo creo es que un país que tiene reservas no puede darse el lujo de tenerlas guardadas. Un país debe invertir en salud y en educación. Y si quiero sacar el tema de salud, debe ser drásticamente. Y entonces sí, me estoy reuniendo con economistas. Y estoy haciendo un couching para saber qué personas están interesadas en trabajar en política. La pregunta sería, ¿por qué no puedo hacerlo? Soy una voleibolista exitosa, me considero medianamente inteligente, he visto morir gente... (en este momento la congresista hace una pausa, detalla su combate contra el cáncer y pide que pare un momento la entrevista)... Si he pasado por todo esto, ¿crees que podría jugar con la voluntad de la gente? Yo me salvé porque tengo seguros, porque era congresista y podía pagar algún tratamiento, pero otros no tienen nada. ¿Y tiene conversaciones con algún partido en este momento? Hay cosas que no voy a detallar en este momento, pero sí, quiero ser candidata a la presidencia. Sabe que habrá partidos que se le acercarán con sus propios intereses. Sí, y por eso las cosas no se pueden cumplir, en ningún gobierno. Ese es el riesgo, congresista. ¿Cómo lo evitará? Yo no tengo miedo de correr ningún riesgo. No tengo miedo de sentarme a conversar con las personas que quieren hacer lo que la gente necesita. Mira, yo decidí entrar de nuevo a la política porque, después de que me curé del cáncer, quise sacar un seguro y no me lo dieron. Me dijeron: “Mira, Cecilia, yo te admiro mucho, has ganado muchas medallas, pero tú has tenido cáncer, tienes preexistencia (de una enfermedad), no te puedo asegurar”. Y eso que yo iba a pagar, tenía la plata y tenía todo bien, no lo podía entender. Imagínate. Me pregunto cómo tratarán a otras personas. Tengo una curiosidad, ¿por qué le puso Edward a su tratamiento con quimioterapia? Es que tú tienes que amar al veneno que entra a tu cuerpo para salvarte. Tienes que amarlo, a pesar de que es un veneno. Tanto como para ponerle nombre. Sí, pues. A mí me decían: “Hola, ya viene Edward”. Y yo tenía que salir a recibirlo. Fue mi manera de encarar el mal (sonríe). Tiene siete operaciones en la rodilla derecha, ¿todas fueron por lesiones que se hizo jugando por Perú? Sí, todas. Yo jugaba por la selección, me lesionaba, y volvía al club que era donde me pagaban. La selección no me pagaba. Hasta que yo saqué la norma legal para que los deportistas recibieran dinero, antes no pasaba eso. ¿Después de las olimpiadas de Seúl volvió a jugar por Perú? No, ya no podía. Me fui a jugar a Brasil un tiempo. Yo quería terminar mi carrera en Barcelona y luego jugar Beach Voley. Mira, uno siempre sueña, pero el destino quiso que mi carrera terminara en Seúl. Es que ya no había campeonatos interplanetarios, pues, a dónde iba a jugar (sonríe). Su hija menor juega vóley con su número, el 7. Sí (vuelve a sonreír). ¿Usted se lo pidió? No, fue ella solita. Yo ya no tengo trofeos, ni acá (abre los brazos como señalando todo su despacho) ni en mi casa, salvo mi medalla de mejor jugadora olímpica y mi medalla de Seúl. Ahora, entre ambas medallas hay una que mi hija ha ganado antes de ayer por lanzamiento de bala. Yo creo que Luciana va a ser una estrella, juega vóley y practica lanzamiento de bala. ¿Y todavía insiste en que no la dejaría entrenar con Natalia Málaga? A mí me encantaría que vieras lo que yo dije sobre eso, que supieras el contexto. Lo que dije es que un entrenador no puede denigrar. Ponte que tú juegas vóley y además usas lentes. ¿Te gustaría que te digan: Oye, cuatro ojos, por qué no te paras y miras bien? Auch. Obviamente no te gustaría. Natalia podría decir: Ten cuidado con tus lentes, usa unos más flexibles para que cuando te caiga la pelota no te dañes. ¿Por qué maltratarte por usar lentes o porque no tienes plata para comprarlos? Yo trato a mi hija con amor, cómo voy a aceptar ese tipo de maltrato. No se lo he aceptado ni a Man Bok Park. ¿El estilo de Natalia y el de Man Bok Park son parecidos en algo o no tienen nada que ver? Sí, lo son. A veces no te das cuenta de que el hijo termina siendo lo que recibió. Oye, pero yo me llevo bien con Natalia. Ella ha venido aquí, a mi oficina. Me dice: “Ceci, no puedo con mi genio”. Yo le respondo: “Nariz, te voy a poner jabón en la boca”. En el último mundial de menores, la selección de vóley perdió un partido que iba ganando por dos sets a favor, lo mismo que pasó en Seúl, ¿qué sintió usted al ver eso? Sí, yo pienso que detrás de China había otro enemigo: el miedo. Eso es algo que yo siempre digo, pero como siempre dicen que soy sobrada, ya me acostumbré. ¿Se ha acostumbrado a que le digan sobrada? Sí. Pero, veamos, ¿querer ser número uno es ser sobrada? Yo siempre decía que quería ganar y ser la número uno. Era misia, tenía las zapatillas rotas, pero siempre lo pensaba. Lo que siempre escuchaba era que debía ser humilde, nunca escuchaba que debíamos salir a ganar. Lo que nos decían era: Tenemos que estar entre las cuatro, suficiente. “¿Y por qué no vamos a ganar?”, preguntaba. “No, pues, cómo vamos a ganar, allá están las rusas”, me respondían ¿Ni Man Bok les decía que debían salir a ganar? No. Después aprendí algo muy importante. Fue en Cuba, había visitado un centro de alto rendimiento. Tenían un calendario enorme que decía: “Faltan 160 días”. ¿Para qué?, me preguntaba. El calendario indicaba que debía seguir la flecha. La seguí. Y lo que encontré fue una enorme medalla de oro. Para eso se preparaban. Yo me quedé pensando que debía tener algo de cubana porque yo siento lo mismo. Me siento ganadora. ¿Eso es malo? Si yo no tuviera ese espíritu no hubiera podido lidiar con la muerte. Si eso es ser sobrada, si querer ganar es ser sobrada, sí, yo soy sobrada. Usted propuso un proyecto de ley que permite que las personas que tienen un pariente muy enfermo puedan pedir licencia para acompañarlo los días que le quedan de vida... Sí, son siete días pagados. Y si el pariente no se va en el momento que se pide la licencia, se pueden pedir más días con cargo a tus vacaciones. Este tema ya fue aprobado, pero falta el reglamento. ¿Y cuánto de su propia experiencia influyó en la redacción de este proyecto? Sí influyó, por supuesto. Mi hermana venía de su trabajo, me acompañaba cuando venía Edward, la quimio, pero a veces no podía salir. Y yo no quería que Edward entrara a mis venas mientras yo estaba sola. Cada día se lucha contra la enfermedad, pero algunos no la vencen, por qué, al menos, no pueden estar rodeados de sus seres queridos. youtube/watch?v=JIkgGHuvOx8
Posted on: Mon, 09 Sep 2013 08:20:51 +0000

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