El 11 de abril pasado entrevisté al Dr. Hernández. Sinceramente, las respuestas a mis preguntas, normalmente casi todas cajoneras, tratando de conocer al médico que ingresaba a la política, me parecieron muy pobres. El pasado jueves me hizo cambiar de opinión. Sentí que en realidad se trataba de un hombre valeroso. Un compañero de trabajo, Arturo Morales, me advirtió que él no creía que el médico renunciaba a la política y que se trataba de ardid publicitario. Le contradije, le manifesté que el Dr. Hernández actuaba con total transparencia y que tal vez, lo único que le faltaba era brindar los nombres de las personas a quienes aludía en su carta de renuncia. Menos de 48 horas después, tengo que darle la razón a mi compañero de trabajo y vuelvo a mi opinión primaria. Muy pobre el Dr. Hernández. Regresó y calló ante los periodistas. Calló porque no tenía respuestas. Todo se trató de un ardid publicitario. Volvió al albañal de donde dijo, salía. Nada cambió, nadie renunció, algunos comenzaron a reunirse para repartirse la candidatura presidencial y el país seguía hablando, boquiabierto sobre la "ejemplarizante" carta del director del Hospital Nacional de Niños, donde según me dijo en aquella oportunidad -11 de abril del 2013- todo el mundo lo conoce como el "doctorcito". !Qué tristeza! Sin duda, es igual a todos los que supuestamente criticó.
Posted on: Sat, 05 Oct 2013 22:57:08 +0000
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