El dolor es parte de la vida. Esos procesos sin duda nos ayudan a crecer, la pérdida produce dolor, por el cual estamos consternado y entristecidos, pero no abatidos. Todo momento de dolor tiene un proceso necesario de restauración, sanidad y consuelo. Yo pasé algunos procesos así, uno de ellos fue cuando Herodes asesinó a mi primo y amigo Juan el Bautista, yo crecí con él y le amaba profundamente, por un capricho de alguien, el tuvo que partir primero hacia su morada celestial. Ese fue un momento de angustia y dolor; intenté apartarme para llorar a un lugar desierto, pero cuando las personas se enteraron vinieron donde estaba y por amor de ellos, suspendí el duelo por un rato, les hablé, les sané y hasta los alimenté, pero al llegar la noche, cuando todos se fueron, hice lo que debía hacer con mi dolor, con mi angustia y mi soledad. Fui al monte a orar, fui a la presencia de mi Padre y dejé allí dolor. Hablé con él consolador. Quizá vos estés pasando un proceso de dolor, quiero decirte que el Espíritu Santo es el prefecto consolador y Él podrá contenerte, comprenderte y sanarte. Sólo acércate al Él, apártate un momento para buscarlo, por medio mío y saldrás de su presencia fortalecido. Jesús. (Basado en Mateo 14: 1-23, la Biblia)
Posted on: Wed, 11 Sep 2013 10:52:14 +0000
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