FILOSOFIA ENCICLOPEDICA UNIVERSAL “VOZ DEL ESPIRITISMO” TOMO - TopicsExpress



          

FILOSOFIA ENCICLOPEDICA UNIVERSAL “VOZ DEL ESPIRITISMO” TOMO SEGUNDO Enero 7 de 1912. Portillo Heme aquí, paz a vosotros, amor os una. No puede; no debe; es la ley que se impone. La materia tiene su parte, pero una es la ley que rige a ésta y al espíritu; pero donde el espíritu reina, la materia cumple su deber. Le oímos la plegaria al médium, que hace al ponerse a nuestra disposición. “No permitas, Padre, dice, que mi materia ni mi espíritu se interponga a la comunicación de mis hermanos; sea yo fiel intérprete de sus inspiraciones y sea suya la obra”. Loor a su humildad y a su amor. Entremos a enseñaros el estudio fisiológico y anatómico del mundo que ocupáis. Repetimos; venir hombre y oír a los espíritus libertos y depurados por el trabajo y el estudio, que están saturados de amor. Los que no nos oyen, no pueden adelantar; y los que nos oyen, ocultando nuestras comunicaciones o dudándolas porque no nos estudian, se hacen ciegos. No nos cansaremos de repetir por este y por otros médiums que os conozcáis a vosotros mismos y os limpiéis de prejuicios. La carne quiere interponerse al conocimiento del individuo, porque estáis prejuiciados; pero la oración humilde, elevada desde el fondo del corazón llega a nosotros y la remitimos al Padre y el espíritu es fortalecido y se libra del prejuicio y obra en libertad y verdad. Este es el efecto de la oración que os enseñamos; oración mental, de pensamiento, nada de palabras. Sí, mis queridos y amados hermanos. ¡Cuánta necesidad tenéis de la bondad en la acción y de pensar con amor! Pero se os ha dado el principio santo; se os ha dado el testamento que tan vedado fue al pueblo de Israel y, en él está contenida la eterna y única verdad. El espíritu hereda del Padre y no olvida sus hechos, sus caídas y revalidaciones y lo agrega en cada existencia al archivo de su historia; el Padre no olvida ni a sus “Hijos negros de hollín”, aún dentro de las leyes materiales. Pero queremos que os apartéis del prejuicio y os dominéis en la materia; y cuando haréis reinar el espíritu, comprenderéis que la naturaleza amasa para sustanciar todas las cosas y llenar todas las necesidades. La criatura, honra al padre que la engendró, con su similitud; y la criatura se honra en su padre, cuando a él se asimila y dice: Soy su efecto. Los hombres sois hijos de la naturaleza en la carne; la naturaleza cumple bien la ley impuesta. ¿Por qué no os parecéis a este progenitor y os honraréis? El espíritu que anima la materia, es hijo del Creador. ¿Por qué no cumplís sus preceptos y en ello os honraréis y diréis en justicia, soy su efecto? Venir hermanos; oídnos que somos los misioneros de ayer que en la tierra predicamos el bien sirviéndonos de un cuerpo propio y hoy nos servimos de los médiums; queremos enseñaros a estudiar la ley de los afines, queremos que conozcáis esta gran ley, tan desconocida, porque ella solo une los efectos a la causa y nuestra causa es el Padre. Mas, si vosotros, hombres, habéis dividido la tierra en pequeñas partes geográficas, no podéis dividir el espíritu, que vive en todo el universo. Estas divisiones pequeñas hijas del prejuicio, son causa de todos los males; éstas divisiones políticas no sólo han dividido la tierra en pequeñas parcelas que ahogan en su estrechez a los habitantes, sino que también han creado antagonismos y ambiciones y razas que en vuestra ignorancia creéis todos inferior la otra a la vuestra y de ahí los odios, las guerras y el malestar de la tierra. Dividida así la tierra y los hombres, éstos se llenan de penas en su estrechez; y si han de buscar mayor campo de acción, han de salir de esa porción de su provincia o nación y pasará por extranjero donde vaya siendo estimado solo por su valor personal, como estimaréis a la bestia por el bien que os hace su ayuda. Estudiad la ley de los afines y veréis palmariamente, que tiene artículos en toda la redondez del globo como en todo el universo. Entonces comprenderéis porque os llenáis de penas; entonces nos oiréis y oiréis al misionero que os la predica, para llevar al mundo y al espíritu a la gran obra que él trae encomendada que es la unidad, porque todo es del Padre. Estudiando la ley de los afines, veréis la grandeza de las cosas; veréis que vuestra alma, apenas cabe en el espacio y queréis reducirla a vivir en el átomo de la tierra y la obligáis a encerrarse tan estrechamente, en ese diminuto palmo que como patria tenéis, la que también disfrutáis mal. Dividís la tierra; pero no dividís vuestra alma que busca sus afines en todo el universo; pero dividís y maceráis vuestro cuerpo en la estrechez y el alma consciente se llena de pesar. A esas penas a esos sufrimientos, porque no sabéis estudiar, llamáis fatalidad (entendiendo desgracia) al efecto natural de una causa, que vosotros habéis creado; no, la fatalidad no existe como desgracia. No hay más fatalidad, ni en parte alguna existe, sino es en donde vosotros la lleváis en vuestras guerras, en vuestros odios, en vuestro entero desconocimiento de la gran ley de Afinidad. Después de una de vuestras guerras, donde todo el sentimiento patrio de un prejuicio ha tomado parte, se hacen distinciones con cintas y medallas que señalan al más valeroso y esto, hace entre vosotros una división más ya que muchas había, y nace en él no condecorado, una envidia, porque en su conciencia está que luchó como todos ya queda en pugna con el distinguido, quien obliga a que se le mire y tenga en más. Hasta en esto sois injustos por vuestra ignorancia; no es luz sideral la que os guía; la luz sideral es hálito de verdad y de amor; la luz que os hacéis es ceguera, que siembra entre vosotros la desunión y la muerte. ¡Pobres mis hermanos, que obcecados estáis! Pero ya se os ha entregado el material que pocos poseyeron en la antigüedad, porque la humanidad estaba en la infancia. Se os ha entregado el testamento de Abraham, en el que se anunciaba, que llegaría un día la luz a los hombres que uniría a la humanidad en una sola familia; y esa hora, ha sonado en la esfera universal. Ha llegado ese día y la unidad no se ha hecho entre los hombres, porque el prejuicio está hondamente arraigado; pero ya el hombre lee en La Cosmogonía, estudia y atestigua que todo es hijo de un sólo Padre; que todo es efecto de una sola causa; y la unidad llega hermosa, radiante y hay sabios que os dicen su grandeza y los oiréis, porque traen consigo la rosa aromática y la ponen en vuestras manos. No hagáis una concepción equívoca de esa rosa fragante que encierra la esencia de todas las flores del jardín del Padre; esa rosa que se llama amor, no lo entendáis sólo en el amor de la carne; ésta tiene su parte y es justicia que se le dé. ¿Creéis que los mundos viven del amor de la materia? Viven del amor del espíritu, que es la esencia de las cosas del Padre. Mas. ¿Creéis que en los mundos está vedado el uso de la materia? Esta tiene su ley y en todas partes se le da lo que es suyo en su justa medida. ¿Creéis, que los habitantes de mundos que viven de su propia luz, pero aun perfectibles, no se cuidan de los habitantes de la tierra y de los mundos tierra e inferiores? Prueba se os da de sus miradas y de sus cuidados y piden en justicia, que la tierra, entre ya en la lista de los mundos de amor. He aquí cómo se cumple la promesa del Padre, contenida en el documento que se os ha dado; los espíritus cumplen, los hombres no cumplen; y venimos los espíritus, para que deis comienzo al cumplimiento de la solidaridad. Os hacemos este llamado, Espiritistas, los que habéis venido en la hora primera del cumplimiento de la promesa del Padre y aún estáis prejuiciados. Mas, sabed, que no queremos amalgamas como las hacen los espiritualistas; queremos que se cumpla la ley como la enseñamos y que os la dará el representante que señaló la ley y lo confirma La Cosmogonía. Queremos que respondáis a vuestro nombre de hombres. Queremos que el mundo tierra sea sendero derecho, pues no podéis negar su origen y que todo marcha paralelo. Entender, que no venimos a trazaros la línea de conducta; eso corresponde a vosotros mismos. Nosotros ponemos la luz como jalón; vosotros habéis de trazaros el camino más corto, pero os damos los medios, sembrad el amor en la palabra y el ejemplo, vosotros los llamados, los juramentados, ya que acogéis la luz con el espiritismo Luz y Verdad; denominación que hacemos, por culpa del espiritualismo. Benditos vosotros, que como el instrumento de que me valgo eleváis la plegaria al Padre, para no oponeros a su voluntad; benditos seáis y nos llenáis de alegría con vuestro amor. Pero… ¡Oh… Espiritualistas… Hombres de la amalgama! Vais equivocados y venimos a enseñaros para vuestro engrandecimiento; salga de vosotros el prejuicio y la amalgama y mirar de frente a la luz: si en vez de asentar un principio de duda nos estudiáis sin prejuicio; si en vez de discutir cosas estériles y aún degradantes estudiaseis La Cosmogonía, no dudarías que, las doctrinas que se os dan hoy, no pueden ser más que del espíritu de Verdad. Pero ésta convicción, está sólo en la parte que habéis olvidado en vuestro estudio. Hacéis como las religiones y los gobiernos; dais la cinta y la medalla al que veis con los ojos de la carne, un hecho que os traigan una luz que puedan ver vuestros ojos miopes o haga un hecho de armas que se os ponga en posesión de un pedazo más de tierra, aunque ese hecho sea un crimen de lesa humanidad. ¿Por qué esas conveniencias? ¿Por qué esos artefactos que denuncian malicia e ignorancia? Todo esto lo hacéis, para cubriros en vuestras injusticias, para que la luz que no podéis soportar, no hiera la retina enferma de vuestra vista; y, a conciencia os engañáis a vosotros mismos, vil y miserablemente. Yo os lo digo en verdad de verdad: la ley que gravita sobre todo el universo es Amor y el Padre es la causa única. Ayer fuimos hombres misioneros y nos depuramos por el trabajo y por el estudio y volvemos en espíritu y justicia, para deciros: Es llegada la hora de la verdad desnuda que el Padre señaló en la esfera universal, haciendo grandes a los pequeños y con respecto a los mártires y los Mesías ya se les ha dado el código secreto escrito en el código del Padre para todo el universo y para toda la eternidad, que sólo se les descubre a los mundos de expiación en el día de la justicia. A los misioneros se les vituperaba, se les perseguía y se les sacrificaba; pero hombres de coraje repetían sus doctrinas, unos con sonrisa en medio de la hoguera y otros, sufriendo la persecución y el destierro en la edad media y de hierro y la cadena. Hoy quisierais revivir aquellos tiempos; pero el moho que ha creado la cadena, no permite la fundición; es necesario otros materiales con arreglo al progreso del espíritu; y es necesario escogitar esos materiales y esto toca al ingeniero que se le ha confiado la edificación del edificio de la unidad; al ser que atrae por afinidad y rectitud en la intención, a los espíritus del Padre ya depurados y, el Padre lo pregona y lo guarda. Esas almas que han localizado su morada en el mundo de la materia, se han raquiticado y no pueden elevarse y mirar la luz de frente; se les da la tregua de ley; pero si llegado el día señalado del juicio persisten en ser la rémora de los hombres de voluntad, irán al mundo de la carne y allí serán los misioneros entre la sed insaciable de la materia y tendrán que trabajar en la tiniebla de aquél mundo, hasta que se den cuenta de su yerro. En el mundo tierra, no pueden encontrar ya la satisfacción de la concupiscencia, porque solo existe ya, la luz de los mundos siderales que anula las leyes irracionales de los Dioses materia. Por eso os hablan esos espíritus perversos, por los espiritualistas que en su amalgama siembran la duda, dogmatizan la obsesión y toman los efectos por la causa, llevando a los ignorantes a la locura y no pueden recibir la luz más que tenue, para que no hiera su retina estimando la conveniencia por cobardía y proclaman la supremacía y la autocracia. Pero los espíritus emancipados de la carne, han puesto de frente a los espiritistas representantes de los consejos de luz y mantendrán enhiesta la bandera de la verdad conforme a la voluntad del Padre, porque llegó la hora del amor señalada en la esfera universal y anunciada en el testamento de Abraham, que acabamos de dar al que la justicia nos señaló. Se acabarán las obsesiones (no cabe duda) porque habla el espíritu de Verdad y es obedecido por todos los espíritus en unidad y misioneros; empieza el periodo de labor, con la confianza y con el amor. Entre los espiritualistas, no cabe ésta aseveración aunque la diga el espíritu de Verdad; son dogmáticos, pretendidos sabios o sabios orgullosos y autócratas; pero se os previene, que el tiempo de la tolerancia ha terminado. Entre los espiritistas, la verdad tiene cabida y la luz se explaya en toda su magnitud. La tiniebla, no ha llegado ni llegar puede al espiritista, porque está curado de prejuicio y tiene poder sobre el espíritu apócrifo; y aún en un momento de conciencia, puede darle la luz y se la da con todo su amor: pero el tiempo de tregua, ya es muy corto. Mas el espíritu apócrifo, no podría tomar posesión ni obsesionar, si todos (como el médium que me sirve hoy dicen) : “Padre, líbrame del prejuicio y que mi espíritu y mi materia no se interpongan entre tu voluntad”. No extraña el Padre que sus hijos se extravíen; pero no quiere que los extraviados se interpongan a su voluntad, porque de ésta interposición es dónde derivan las mistificaciones y la obsesión, porque los senderos son muchos y muy estrechos; pero el camino es muy ancho y lleno de luz y a él convergen todos los senderos; para llegar al camino, sólo se necesita voluntad, y para tener voluntad es necesario curarse de prejuicios. Todos estos senderos los habéis poblado de palacios entre bosquecillos y laderas y no resisten al vendaval de las pasiones, porque, las aguas de la intriga, de la calumnia, del orgullo, abre regatos y acaba por socavar el cimiento; pero mientras se derrumba, sois envueltos en la niebla que faldea la colina y por vuestra autocracia, no podéis mirar a la cumbre. Pero la luz que hoy viene de Sión disipará esa niebla y os dejará al descubierto vuestro peligro; si lo veis y le ponéis el remedio, tomaréis el sendero que os conducirá al camino grande; si os obstináis, sucumbiréis aplastados por vuestra misma obra, por vuestro propio error hijo sólo vuestro, porque de Sión, sólo viene luz y amor. Sí, hermanos míos; el mal, sólo es hijo propio del malvado; del Padre sólo viene el bien y sólo la unidad nos ha dado para toda la universal familia. Pero la maldad, hija de la concupiscencia, se ha interpuesto a la ley de igualdad y de unidad, trayendo el desequilibrio que pesa sobre el planeta tierra: y mientras el autócrata y el vanidoso, oprimen y arrastran ruidoso traje de seda, se ven por vuestras calles seres harapientos y macilentos de hambre y tedio y esto no puede existir por más tiempo; no podemos dejar estallar el fuego de ira reconcentrado tantos siglos por el despotismo; dimos la voz de alerta y fuimos respondidos; pero pronto se dogmatizó nuestra enseñanza y del camino ancho, habéis hecho mil y mil vericuetos, los más sin salida. Habéis amalgamado lo nuevo con lo viejo corroído. No habéis tenido el valor para seguir la lucha, porque amáis más a la carne que al espíritu y porque sois prejuiciados, siendo por vuestro nombre de espiritualistas, los parias de las religiones. Os concedí el titulo de ilustrados, pero queremos que os digáis civilizados; pero no podréis civilizaros, hasta que sepáis amar; hasta que estudiéis La Cosmogonía. Pero ya, entre vosotros están los misioneros que tienen conciencia de su deber; que estudian la ley de los afines, que escriben el “Código de Amor Universal” y que han de alistar la tierra en la solidaridad del amor que rije a todos los mundos y espacios. Esta es la distinción que traen. La luz en la conciencia y el progreso en el espíritu; no las cintas y las medallas y tantos otros emolumentos que os diferencien haciéndoos superiores en prerrogativas vacías de sentido común y que pocas veces se administran en justicia humana. Pero el Padre, grande en todas sus cosas, no tiene para nada en cuenta las distinciones supremáticas; sólo la virtud, el aroma de las obras, el santo amor, es tomado en cuenta. Veis como los unos se encierran en las tinieblas por el prejuicio, por el orgullo y por… que temen saber, que no saben, mientras los otros que estudian la verdad, que la investigan, que la comprueban y se elevan en pensamiento y ven en espíritu el conjunto de La Cosmogonía, escudriñan los movimientos y se solidarizan con los habitantes de mundos superiores, donde son regalados por aquellos hermanos y aun descienden hasta ellos y les explican en vuestro lenguaje, su vida y sus costumbres, que todas son amor. Veis, como en luz y progreso, éstos piden sin prejuicio, con plegaria humilde, que su espíritu y su materia no se interpongan a la fidelidad de la comunicación. ¿Por qué no tomáis ejemplo? Veis, como por efecto de ésta plegaria atraen los espíritus de verdad y el Padre se complace; pero vosotros, disfrazados del nombre amalgamado de luz y tiniebla, os enfermáis en vuestra alma y una nube pesada envuelve vuestra conciencia; y como sois orgullosos; y como la conveniencia está primero; y como no podéis ver la verdad desnuda que os acusa de hipocresía y aun de falsedad, arremetéis con ofuscación. ¿Es esto justicia? ¿Es esto amor? ¿Es esto espiritismo? Se os ha avisado; los habéis visto en vuestro sueño cuando vuestro espíritu puede un momento emanciparse; os los han mostrado y visto como ángeles, por si acaso esa figura que os enseñaron os despertara y “Pesadillas” habéis dicho, “Fantasía de la imaginación”. No, hermanos míos. No es fantasía; pesadilla sí, porque vuestro espíritu se agobia en ver la verdad y no poderla practicar, porque la materia no lo deja. No son pesadillas; no son ilusiones, son realidades que vuestro hermanos os enseñan para señalaros el camino; son realidades y luz de luz, que los espíritus libres de prejuicios analizan y luego hacen el axioma y os lo dicen; y porque vosotros no habéis podido, porque no queréis estudiar y llevar al axioma las hipótesis que se os dieron, al veros descubiertos en la hora señalada en la esfera universal, os reveláis y apostrofáis, al que os descubre; pero yo os digo: en verdad de verdad, ha llegado la hora de la justicia y se apartará el trigo de la cizaña. Para todos tiene amor el Padre; a todos trae amor el misionero; pero su acción es la acción de la solidaridad de La Cosmogonía y la acción la llevará por el camino que a todos os está señalado y en él que encontraréis muchos jalones plantados con ley matemática: en cada jalón, hay un misionero que enseña su parcela y luego indica el medio de llegar a la inmediata; pero hay que oírlos, hay que entenderlos y no se pueden oír ni entender, si no sois libres del prejuicio y curados de la obsesión. Aun hay un momento de tiempo en la tregua y se os ha dicho la verdad: hay marcado el tiempo para el armisticio; pero hoy, nos contentamos con advertir esa tregua, desmentir un nombre y afirmar lo que ya dijo el Maestro Jesús: “La luz no está en la tierra, sino en el reino de los espíritus”: En el juicio, comparecen los obstinados; se les muestra la luz y siguen en las tinieblas; pero los espíritus del Progreso quieren que se implante la luz en el mundo tierra, porque es la hora de llevarlo al Padre; no queráis ser más los “Hijos negros de hollín”; tenéis los medios para ser “Los hombres que parecen ángeles “; sabed que el mandato ha de cumplirse y el Padre lo dijo: “Y mi hijo me traerá a mis hijos, que son sus hermanos”. La paz sea con vosotros. El Espíritu de Verdad: Francisco Xavier. Y a pesar de esa trompa y fuerte clarín por su ceguera, los necios hombres que de tal, sólo les concedo el nombre se tapan las orejas y no quieren oír. Mas que no se quejen luego al transportarlos la luz como pesado talego al mundo que aún no hizo ley. Yo que sé ésta ley me aterra… porque ella “no tiene entrañas ni sentimientos”, ni valen mañas al que a la crueldad se aferra. Ella pasa serena y aplasta sin oír llantos ni quejas y así todo lo empareja bajo su colosal llanto.
Posted on: Fri, 23 Aug 2013 20:51:20 +0000

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