La enseñanza de Tziru En la copa de un árbol, en un nido, - TopicsExpress



          

La enseñanza de Tziru En la copa de un árbol, en un nido, estaba un solitario huevo. Un Búho anciano que estaba en otro árbol observo cómo este pequeño huevo se empezó a sacudir, y puso mayor atención a lo que sucedía. El huevo se sacudía cada vez con mayor fuerza. Poco a poco, con cada sacudida las paredes del huevo comenzaron a quebrarse, hasta que salió un polluelo. El búho miraba con atención pero no lograba reconocer de qué tipo de ave se trataba. El polluelo temblaba todito, y pillaba. El búho alzo la vista buscando a la madre del pequeño, pero no la veía por ninguna parte. El polluelo seguía piando, sin ninguna respuesta de nadie del bosque. El polluelo arrastrándose hasta la orilla del nido, cayó del árbol. El búho, abrió los ojos asustado pensando que el pobre animalito no sobreviviría a la caída. Para fortuna del polluelo, unas ramas y hojas amortiguaron su caída y sobrevivió. El pobre animalito ahora lloraba, tenía hambre y estaba completamente solo. El búho volvió a mirar a los cielos esperando ver llegar a la madre, pero no aparecía por ningún lado. El Búho voló hasta donde estaba el animalito y le pregunto: -Te sientes bien muchacho? -Eso creo, es usted mi mama?-pregunto el polluelo -No muchacho, yo no soy tu madre. Yo me llamo Tziru. -Y yo quien soy? Donde esta mi mama? El búho miro de nuevo a la copa del árbol, tratando de buscar una respuesta para el joven polluelo. -No lo sé amiguito. Ven, no es prudente que estemos aquí en el suelo. -Tengo hambre señor Tziru- dijo el polluelo El anciano búho, extendió sus alas y cobijo al polluelo. -Ven, amiguito camina bajo mis alas, y vamos, se donde hay comida. Tziru llevo al polluelo no muy lejos, por si regresaba su madre, y rompió una corteza de un árbol viejo, donde había terminas por montones. El polluelo comenzó a comer hasta quedar satisfecho. Después de comer, el polluelo miro a Tziru tiernamente y camino hacia él y se metió de nuevo bajo sus alas y se quedo dormido. Al ver esto a Tziru se le llenaron los ojos de lágrimas, recordando algo del pasado, de su vida. Acerco a la pequeña criatura a su pecho y le miro dormido tiernamente a su lado. Miro a la copa del árbol donde había nacido el pequeño, pero el nido seguía solo. La noche comenzaba a caer, y Tziru comprendió que nadie regresaría a ese nido. Por alguna razón, la madre del pequeño no regresaría. Miro de nuevo a la criatura que estaba bajo sus alas y sonrió brevemente. Un ruido entre los arboles lo hizo reaccionar. Estaba ya oscureciendo y no podían estar ahí, a nivel de suelo. Tziru, con mucho cuidado lo tomo entre sus patas, cuidando que sus garras no lastimaran al pequeño. Emprendió el vuelo hasta un agujero en un árbol, donde el tenia su guarida. Ahí introdujo al pequeño y lo recostó. Lo miro fijamente, le recordaba a alguien. Esa noche Tziru no salió a cazar, se quedo en la entrada de la guarida vigilando y cuidando al pequeño. El tiempo pasó y Tziru enseño al pequeño a cazar y el pequeño cada vez se hacía más grande. Tziru, quien soy?- Le preguntó un dia. Eres mi pequeño polluelo- le respondió- mientras acariciaba su cabeza. Si, Tziru, pero quién soy? A donde pertenezco? He mirado a los animales del bosque y aunque he querido ser como el conejo no me siento bien. He querido ser amigo del castor y me comporto como él, pero tampoco termino sintiéndome bien. He ido con el venado, pero tampoco me siento bien. Quien soy Tziru? No he visto a nadie como yo nunca. Tziru, le respondió: un día lo sabrás mi pequeño, mis palabras podrán decirte como eres, pero solo tú puedes saber quién realmente eres y más importante es, no quién eres, si no quien puedes llegar a ser mi polluelo. Mira tus plumas; han crecido, mira tus garras; se han afilado, mira tú pico; es filoso, pero tú no eres todo eso, eres más que eso mi pequeño y un día lo descubriremos juntos. Pasó el tiempo y el polluelo ya no era una pequeña criatura, los animales que antes habían sido sus amigos, corrían al verlo acercarse. Y él se sentía más solo que nunca. Tziru, que ya estaba más viejo, lo veía lleno de orgullo, veía a su pequeño polluelo que había dejado de serlo y se había convertido en algo más grande que el. -Mis amigos ya no son mis amigos Tziru!, nadie se me acerca, al mirarme todos corren espantados me he convertido en algo horrible! -Es verdad. Tus amigos han dejado de ser tus amigos, pero es mentira que estas solo, me tienes a mí y es mentira que te convertiste en algo horrible. Un día me preguntaste quien eras. Te digo hoy mi pequeño, que tu eres lo que piensas y crees de ti mismo. Tzartex. -Como me has llamado? -Te he llamado Tzartex. Ese será tu nombre, ahora ya no eres un polluelo, ya has crecido y debes de llevar un nombre. -Tiene algún significado?-pregunto el joven ave. -Si, pero a su tiempo lo sabrás, cuando sea el tiempo conveniente. -Estoy cansado de los tiempos Tziru!, estoy cansado de no saber quien soy! De ser un solitario, de no tener a nadie! No sé donde esta mi madre, no sé donde esta mi familia! No se quien soy! -Pero yo…-dijo Tziru- No!-lo interrumpió la joven ave- no Tziru! No, tú no eres nadie! Has visto tu reflejo en el agua? No somos iguales Tziru, no sé porque me recogiste, me hubieras dejado morir! Después de decir esto el joven ave emprendió el vuelo llorando alejándose de la guarida y dejando a Tziru solo. Tziru bajó la cabeza y sus ojos se llenaron de lágrimas una vez más. Pasaron varios días y la joven ave no regreso a la guarida. Tziru lo esperaba todos los días en el árbol, hasta que caía la noche y cada noche tenía que entrar a esa guarida, sin la presencia de su polluelo. Un día, estando Tziru en la rama de su árbol, esperando el regreso de su muchacho, miro por sobre su cabeza la silueta de un ave- es mi muchacho!- pensó Sonrió y abrió sus alas al ver como descendía sobre él. Cuando estuvo cerca y casi podía sentir el abrazo de su polluelo miro como las garras del ave se hundían en su pecho. Tziru, sintió un gran dolor y miro a los ojos del ave mientras preguntaba: -Tzartex?- No, no era su amado Tzartex era un águila real que lo levantaba por los aires con sus garras clavadas en el pecho. El águila lo había hecho su presa, Tziru al esperar a su polluelo olvido su seguridad y el águila se aprovecho de eso. Mientras el águila lo traslada por sobre el bosque, recordó el día que conoció a su polluelo y le dolía, mucho más que las garras clavadas en su cuerpo, el que jamás lo volvería a ver. Deja a mi padre!- se escucho un gran grito en el cielo- Era Tzartex que atacaba desde lo alto a el águila que atrapo a Tziru. El águila asesina, lanzaba gritos, y Tzartex ataco sin piedad al águila obligándola a soltar a Tziru, quien caía por los aires. Tzartex voló hasta él y lo logro atrapar antes que cayera al suelo. Lo deposito en un lugar seguro y regreso por el águila. El águila se defendió pero Tzartex estaba lleno de furia por lo que le había hecho a Tziru y mato a el águila que cayó junto a Tziru. -Tziru!, papa!, perdóname!- Le dijo mientras descendía y abrazaba al viejo búho que estaba lleno de sangre. -Tzartex, no tengo nada que perdonarte. Mira al ave que acabas de matar, mírala con mucho cuidado. Que ves? Tzartex miro al águila, con detenimiento y miro que sus garras eran iguales, su pico, sus alas, sus ojos. -Soy, soy un águila- dijo Tzartex- -No, Tzartex. De nuevo te equivocas. Doy gracias a Dios que me ha concedido unos últimos momentos para decirte que significa tu nombre. Tu nombre significa “mi hijo”. Ese eres tu Tzartex. -Y Tziru significa padre, ese eres tú- -Has dicho bien mi muchacho, has dicho bien. Ahora iré a reunirme con mis padres y con tu madre Tzartex que estoy seguro que desde el cielo te está mirando y está orgullosa del polluelo en que te has convertido. -Tzartex llorando le dijo- Perdóname no fui buen hijo, me fui y te deje solo. -No tzartex- No son las acciones de tu pasado las que te definen, es la acción que acabas de hacer hoy, en este momento la que te define hijo. Eres esa águila que abrió sus alas, y peleo, no pensando en vivir o en morir, solo defendiendo lo que ama y lo que cree, eso es lo que hiciste. No me dejaste solo, nunca, siempre te tuve conmigo y siempre te tendré. No te juzgues tan duramente, cada uno debe encontrar quien es en maneras diferentes. Yo por ejemplo, deje de ser un búho viejo, y me convertí en el padre de un águila real!. -Padre! -Hijo, ahora ya sabes quién eres, ve y vive hijo mío. Tziru expiró y se fue a reunir con Dios. Tzartex supo al fin que lo que importa en la vida es saber quién eres, y no qué eres. Fabula creada por su amigo Gux Espinal (yo mero)
Posted on: Thu, 27 Jun 2013 04:40:37 +0000

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