MIS QUERIDOS AMIGOS GRACIAS POR TODOS SUS MENSAJES COMO SIEMPRE ME - TopicsExpress



          

MIS QUERIDOS AMIGOS GRACIAS POR TODOS SUS MENSAJES COMO SIEMPRE ME HACEN SENTIR MARAVILLOSO, SON USTEDES LO MEJOR DEL MUNDO ENTERO. PERO MIENTRAS ESTAMOS ENTRETENIDOS CON TANTA PORQUERIA DE PARTE DE LOS MEDIOS CORRUPTOS, LA VERDAD ES QUE HAY ALGO QUE ME IMPRESIONO MUCHO Y YO SE QUE LO MISMO LES VA A PASAR, LO QUE QUIERO COMPARTIRLES ES LA PROFECIA MAS PARECIDA A LO QUE SE NOS VIENE ENCIMA SINO HACEMOS ALGO AL RESPECTO. SANTOS LE DIOS VIDA AL MONSTRUO DEL TERRORISMO Y AHORA ESTE MONSTRUO NO SE VA A CONFORMAR CON LO QUE LE OFRESE EL ESTUPIDO DE GOBIERNO SINO QUE YA LO DIJO Y NO ES UNA BROMA, QUIERE AL PAIS ENTERO Y COMO DUEÑOS DE TODO ESTO ES LO QUE SUCEDERA, VUELVO Y REPITO SINO HACEMOS ALGO AL RESPECTO. QUE DIRIAN LOS DE RCN, CARACOL, LA REVISTA SEMANA Y TODOS LOS COCHINOS PERIODISTAS AL SERVICIO DE LOS TERRORISTAS FARC Y ELN.........BUENO AQUI TIENEN Y SI ESTO SE HACE REALIDAD.....NO QUIERO PENSAR LO QUE OCURRA CON MIS GERMANOS COLOMBIANOS EN COLOMBIA Y CON MI ADORADA NACION PORQUE NOS TOCARA ESTAR EXILIADOS DE POR VIDA Y MORIR EN OTRO CIELO Y ENTERRADOS EN OTRO SUELO......... POR FAVOR NO DEJEN DE LEERLO SE LES PONDRAN LOS PELOS DE PUNTA Y EL CORAZON OPRIMIDO. YO VI CAER A BOGOTA (Escrito original de Frank Valois de la Valle, reportero de Le Monde - Adaptado a la situación actual) CIUDAD BOLIVARIANA – NUEVA COLOMBIA Eran las 8 de la mañana de ese miércoles 30 de abril del 2014, me encontraba en la Embajada de Estados Unidos, mirando cómo un enorme helicóptero Azul de la Marina de ese país se elevaba del techo de ese edificio, localizado en una importante zona de negocios del occidente de Bogotá. La verdad es que no me daba cuenta que un hecho histórico ocurría ente mis ojos: Se trataba del último helicóptero que partía de la Embajada, donde desde las siete de la noche del día anterior se vivía la caótica evacuación de Estadounidenses y de Colombianos importantes, porque las tropas del Ejército Bolivariano (antiguas FARC y ELN) se encontraban en las puertas aterrorizadas de la antigua capital de Colombia, otrora llamada la “Atenas Suramericana”. La Embajada, ya sin resguardo comenzó a ser saqueada, horas después del último despegue. A lo lejos se veía el humo y las llamaradas del también saqueado e incendiado antiguo Palacio de Nariño, como también de una veintena de edificios, entre ellos la famosa torre Colpatria que reclamó en su tiempo de gloria ser el edificio más alto de la ciudad. Dos días antes, en el Palacio de Nariño, el Vicepresidente Angelino Garzón, había tratado de llegar a un último acuerdo con los rebeldes de las diferentes facciones guerrilleras, pero todo era ya tarde. Las fuerzas conjuntas del Estado Mayor del Ejército Bolivariano y sus jefes Gabino y Timochenko que ya dominaban el 70% del territorio colombiano, aeropuertos, carreteras y las sedes gubernamentales de las principales ciudades, habían intentado secuestrar al mismo presidente, con el pretexto de hablar con él. La prensa hablaba de fusilamientos masivos de por lo menos 35.000 personas adeptas al antiguo régimen, en especial militantes Uribistas, Oficiales y Suboficiales del Ejército. Toda esta violencia justificada como depuración en homenaje póstumo a los antiguos jefes de las FARC, dados de baja en históricas operaciones durante el Gobierno del recordado, pero también cuestionado expresidente Uribe. A eso de las diez y quince, la voz tenue con acento valluno y triste del Dr. Angelino Garzon, Presidente encargado de la República de Colombia, se dirigió al país por última vez, por la única red de emisoras de radio y televisión que la guerrilla había permitido subsistir, sin volar sus torres y su infraestructura, por acuerdos con sus dueños, RCN. Dos corresponsales de la AFP tomaban notas en silencio.. De repente, uno de ellos murmura en voz baja “se rinde”. Juan Manuel Santos, que había sido elegido Presidente, bajo las banderas del Doctor Uribe, y quien irónicamente le abrió las puertas a la negociación política, a una guerrilla que prácticamente se encontraba derrotada, siguiendo el consejo de sus más cercanos colaboradores, se había refugiado días antes en la embajada de Canadá. Con estas palabras de uno de los periodistas de AFP se cerraba la dramática historia del fin del régimen democrático en Colombia, débilmente apoyado por los Estados Unidos, que en los dos últimos años, cediendo a las presiones de las ONGs de Izquierda, negó enfáticamente la ayuda bélica que tanto necesitó Colombia. Fué más fácil legalizar la droga en todos los estados de la Unión, en una actitud, que aunque inesperada del Congreso Norteamericano, era finalmente lógica pues en esta forma se evitaba invertir más de dos mil millones de dólares en una lucha fratricida “entre unos campesinos asesinos y unos burgueses corruptos del tercer mundo”, según la expresión del vocero del Departamento de Estado. Juan Manuel Santos, elegido por una inmensa mayoría de colombianos, con el apoyo decidido de los conglomerados económicos, tuvo que soportar un desempleo del 45%, la frenética fuga de capitales que disparó el dólar a la histórica tasa de $50.000 pesos colombianos por dólar y la traición de una clase política debilitada también por el cierre definitivo del Congreso a principios del año 2014. Buscando un premio Nobel de Paz se quedó sin País y sin premio…! Todo terminó cuando se supo de la rendición de Angelino Garzón, quién anunció la creación de un gobierno desde el exilio, antes de salir para Lima en el obsoleto avión de la ya inexistente presidencia. Noche apocalíptica. Una violenta tempestad que azotó la ciudad durante la noche anterior hizo que la operación de rescate de los Marines Americanos llamada “Operación Libertad”, hiciera su labor especialmente difícil. Al día siguiente se veía en el noticiero RCN, cómo eran detenidos a punta de fusil, en las fronteras con Venezuela y Ecuador miles de colombianos que habían tratado de huir por cualquier medio. Estos habían calculado mal su suerte y no tenían dinero para escapar oportunamente por vía aérea, a un exilio forzado. Nadie era consciente de los horrores de los juicios sumarios y de los fusilamientos que ocurrían en el territorio nacional, con una crueldad digna sólo de los peores días de Camboya. Los principales aeropuertos ya estaban bajo el control del Ejército Bolivariano que había procedido a confiscar los aviones comerciales de las empresas privadas como Avianca, LAN y Aerorepública. Bogotá, ahora capital Bolivariana, bautizada así en honor al nombre del partido político de la guerrilla, había sido militarizada por cerca de 15.000 hombres, quienes ya se habían hecho de los despojos del aparato militar del antiguo Ejército Nacional y disponían de tanquetas y ametralladoras apostadas en lugares claves de la ciudad. El Ejército irregular no se preocupó si no por fomentar el saqueo y la destrucción, alentando en todo momento al populacho. Bogotá revivía las dantescas escenas del 9 de abril del 48. Ya era muy poco lo que se podía saquear en medio de las ruinas y los cadáveres de una ciudad fantasma y de la frenética actividad de cientos de francotiradores. Un escuadrón de quince tanques al mando de El Paisa y Romaña, se desplaza por la avenida Caracas, en donde yacían los escombros de por lo menos 50 buses pertenecientes a la antigua y criticada Transmilenio, que también lleva a la cárcel al antiguo alcalde de la ciudad, Gustavo Petro, por dudosos cargos de corrupción. Timochenko se dirigió por la Avenida Jiménez rumbo al antiguo edificio de la Gobernación de Cundinamarca, Departamento hoy declarado por la guerrilla como “Estado Marulanda”. Esto, ya que la subversión había convertido al país en un Estado Federado, para poder controlar el extenso territorio que antes había desmembrado con todo éxito. Los guerrilleros saltaron de las tanquetas y se dirigieron presurosamente hacia el sitio donde las últimas autoridades gubernamentales del anterior régimen y algunos representantes del Clero, al lado del Presidente Venezolano Nicolás Maduro, los esperaban para tomar parte de los tristes actos de rendición. El primero en llegar a felicitar a Timochenko fueron entre otros los Congresistas de Izquierda Iván Cepeda, Jorge Robledo, Clara Rojas y por supuesto la ex senadora Piedad Cordoba, quien durante el último año se había dedicado a agitar las masas para generar marchas de protesta en distintas regiones del país, las cuales terminaron por favorecer la arremetida final de las FARC y el ELN, todos ellos se fundieron en un sentido abrazo y felicitaron a los “comandantes”, expresándole la solidaridad de las ONGs de Europa y Norteamérica, las cuales habían sido consultadas para este propósito por un Marxista Chileno de apellido Vivanco. A las 12:45 todo había terminado. Las tres banderas (del ELN, las FARC y de la República Bolivariana Nueva Colombia) ondeaban sobre el palacio de la antigua Gobernación. Una muchedumbre comenzaba a reunirse en la plaza de Bolívar, con la cautela y timidez propias del que no sabe a quién comenzar a victorear. Poco después RCN y CNN empezaron a proclamar a Colombia y al mundo la victoria de la guerrilla Marxista. RCN televisión hacía un extraño recuento histórico de los últimos diez años de guerra, con énfasis en los aciertos de la lucha guerrillera, que sobrepasó lo ocurrido en la Cuba de los años cincuenta, del siglo pasado. La Periodista Claudia Gurissatti transmitía con la eficiencia de costumbre, como si nada hubiera ocurrido. A las ocho PM. Aprovechando las dos únicas horas de fluido eléctrico que eran posibles en la noche, se dirigió a la Nación el nuevo Presidente, Sr. Rodrigo Londoño Echeverry – Comandante Timochenko. Al mismo tiempo que prometía la reconstrucción de la Nación, dejó asombrados a todos los televidentes al anunciar el reconocimiento del nuevo régimen por parte de Cuba, Venezuela y Estados Unidos, en cabeza del Presidente de esa Nación, Barak Obama y de su secretaria de Estado Hillary Clinton. Además del seguro acceso inmediato a dos créditos jumbo del FMI por valor de 1 billón de dólares cada uno. Su uniforme en la pantalla del televisor lucía majestuoso, extrañamente limpio, aunque algo ridículo por el conocido volumen de su abdomen. Detrás de esa postura falsa de nuevo mandatario, con absoluta conciencia de su ignorancia sobre todos los temas de gobierno que intentaba tratar, se escondía la férrea voluntad de un hombre que había prometido “asaltar, capturar y descremar” en nombre de los objetivos de una guerra en que antes nadie creía, pero que se habían cumplido al pie de la letra. Ahora no había quedado ya nada que asaltar, ni capturar y menos descremar. Solo quedaba un inmenso y humeante patio trasero totalmente destruido, con más de un millón de muertos por la guerra civil de los últimos cuarenta años, la mayoría enterrada en fosas comunes. Y los sobrevivientes empobrecidos, desempleados, hambrientos, desplazados y sin ningún futuro, enfrentando una lucha tan irracional, irregular, injusta, cruel y sangrienta, no les queda ya ni siquiera fuerzas para enterrar y llorar a sus muertos. Tal vez ninguna de las próximas generaciones tampoco podrá enterrar sus muertos en paz y llorarlos con tranquilidad. (Si los Colombianos enfrentamos la realidad de hoy, evitaremos que este escrito se convierta en profecía).
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 02:10:52 +0000

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