Recién levantado busca con ahínco el retrete para aliviar sus necesidades, apoyado sobre la puerta del inodoro pregunta: - ¿Qué haces papá?. - Nada Rubén.... sólo pronunció unas palabras que tengo que ensayar. El niño observa cómo su padre gesticula mirando hacia el espejo del lavabo al tiempo que pronuncia unas frases que fluyen a una velocidad inusitada de su boca, mientras una sonrisa de satisfacción se dibuja en su rostro. Después de desayunar y ponerse la chaqueta, camina hacia la entrada de la casa donde su hija mayor le espera; un abrazo y un beso en la mejilla preceden su marcha. - Suerte papá, comenta la hija antes de cerrar la puerta. Cuando se dirige hacia el salón de actos, aún no entiende muy bien cómo se ha visto envuelto en esta situación; pues no está acostumbrado a estos menesteres y es la primera vez que va a orar en público. Cuando sus pies pisan el atril se hace un silencio en la sala que llega a todos los rincones..... Abel nota que las miradas se clavan sobre él y su mente se queda en blanco hasta el punto de que casi no es capaz de articular palabra. - Lo siento, yo........ El ruido de los tacones de sus zapatos resuenan mientras abandona el lugar. Sentado en la terraza de una cafetería, da vueltas con la cucharilla a un café templado; porque es así como él le gusta, mientras..... su mente trata de buscar una explicación a lo acontecido. Varios recuerdos se "apilan" en el cuarto delantero de su cerebro y la imagen de su mujer a la que ha perdido apenas hace un par de años emerge en su pensamiento, desde entonces..... él se ha dedicado en cuerpo y alma a sus tres hijos y a su trabajo, tratando de no aceptar ni asumir lo que pasó aislándose casi por completo en una huida hacia su interior. Es en estos momentos cuando se da cuenta de que mientras no afronte la realidad...... toda su vida puede transcurrir sobre un escenario en el que gobierne el "miedo escénico".
Posted on: Mon, 09 Sep 2013 12:37:21 +0000
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