Recuerdo en un coloquio organizado por el Centro de Estudios Gestalt para el Diseño, Jesús Barrientos trató el tema de la necesidad de diferenciar al diseñador de tipos y al componedor, que en ambos casos, el término para referirse a ellos es el de tipógrafo. En esa Jesús sugirió nombrar al diseñador de tipos como tipógrafo y al que compone con ellos, tipografista. Sin embargo, después de lectura del libro Tratado de arquitectura tipográfica, de Carlo Frassinelli, editado al español por Aguilar en 1948, y que amablemente me prestó por un par de días Christian Ordóñez Bueno, ahí me percaté que esta diferencia estaba perfectamente bien acotada desde hacía tiempo, nombrado al primero Diseñador de Letras o Diseñador Tipógrafo y al que las compone, juzga y dispone en el espacio, Compositor Tipógrafo. Para entender mejor el contexto, tendríamos que echarnos un clavado en la historia de la imprenta y de la fundición de tipos, pues resulta que todos los involucrados en el proceso de uso o fabricación de letras se denominaban tipógrafos. No obstante, en un taller existían denominaciones específicas; por ejemplo, el Oficial Tipógrafo, quien dirigía el trabajo de composición; el Cajista o Formador, quien tomaba las letras de los cajetines y las colocaba en el componedor; el Compositor Tipógrafo, el que diseñaba la página y disponía del espacio y los tipos de letra; el Diseñador Tipógrafo, quien dibujada y diseñaba la forma de la letra; el Cortador de Tipos, quien tallaba en los punzones de metal el dibujo de las letras; etcétera... Una reflexión personal queme pareció pertinente compartirles para tener mayor claridad de quiénes somos –lo locos que nos metemos al diseño de letra– y dónde estamos parados. Por supuesto, esto esta sujeto a enriquecimiento...
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 14:50:16 +0000
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