Siempre me ha encantado mi tía, a mis diecisiete años, me - TopicsExpress



          

Siempre me ha encantado mi tía, a mis diecisiete años, me volvía loco, una figura esbelta, sin ser llamativa, unos pechos firmes, no muy voluminosos, unas nalgas marcadas, que hacían que muchos hombres se fijaran en ellas. Me doblaba la edad, pero no me importaba, era mi amor platónico. A las noches cuando me metía en mi cama, y cerraba los ojos, solo hacía verla, mis pensamientos se volvían turbios, me lanzaba sobre ella, mis manos acariciaban su cuerpo, mis labios se unían a los de ella, mientras lenguas se unían en el interior de nuestras bocas, mi pene se ponía a tope, duro como la piedra, y no podía evitar que mi mano lo cogiera y lo empezará a menearlo, mientras flotaba con mi tía Pili en una nube de placer, sin dejar de acariciarnos, besándole los pechos, saboreando sus pezones. Claro que cuando estaba en persona delante de ella, la timidez me invadía, casi no la podía mirar a los ojos, ni pronunciar cuatro palabras seguidas, todos mis pensamientos nocturnos se desvanecían como por arte de magia. Nunca sería capaz de mostrarle un poco de mis deseos por ella. Nunca sabría que me pasaba muchas noches pensando y disfrutando de su cuerpo. Pero todo cambio, o así quise creerlo, con motivo de una reunión familiar, con motivo de una boda de una prima de mi madre, allí estaba mi tía, con un precioso vestido azul oscuro, ligeramente escotado, sonriente como siempre y sin parar de hablar con todos los invitados. Tras la comida, nos llevaron a una sala, donde se desarrollaba el baile, nunca he sido de bailar, y además la timidez me podía, así que estaba en un rincón, sentado tomándome una coca cola, cuando se acerco mi tía, con una tremenda sonrisa. - ¿Que haces Juan? No quieres bailar con la tía que más te quiere, vamos seguro que lo haces de maravilla. No tenía muchas ganas, pero no pude negarme, la pista estaba medio en penumbra y había bastante gente, pues nos habían juntado otras dos o tres bodas. Puse mis manos en su cintura, tímidamente, la verdad no sabía tampoco que tenía que hacer, ella me agarró por la cintura también, pasando sus brazos por encima de los, estaba separado de ella, pero podía disfrutar de su perfume, por mi mente, solo por ella, pasaban un montos de cosas que me gustaría contarle, mis pensamientos fluían a borbotones, pero de mí boca no salía un palabra, era incapaz. Estando en esa nube tan agradable, de repente me di cuenta que mi cuerpo estaba pegado al suyo, quizás era presunción mía, pero sus brazos me apretaban hacia ella.
Posted on: Fri, 01 Nov 2013 06:31:30 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015