Una breve historia. Elías de Tisbe provocó la matanza de un gran número de falsos profetas de un dios falso, y luego huyó por su vida porque la reina de aquel país lo quería muerto. Pasó un tiempo solo en el monte y no quería vivir más. Entonces delante de él se levantó un fuerte viento que hasta rompía las rocas. Ocurrió un terremoto que hizo estremecerse toda la tierra. Pasó un incendio intenso que consumía todo en su camino. Pero Dios no estaba en el viento feroz, ni en el poderoso terremoto, ni en el fuego que destrozaba todo que había por delante. Luego vino una voz, suave y dulce, y Elías lloró. Muchas personas todavía hoy en día quieren causar grandes cambios para el bien de la humanidad. Políticos desean eso, también líderes religiosos, y hasta personas comunes pueden tener ese deseo. Pero esa no la manera como obra Dios. Más bien, recuerda aquella breve historia. Sé tú una voz suave y dulce en el mundo, sé una bendición a los que están cerca de ti. Dios no te exige más. Si todos en el mundo hicieran sólo eso, no haría falta ninguna otra curación social.
Posted on: Tue, 03 Sep 2013 01:53:12 +0000
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