Cuando Abraham y Sara renunciaron a todo su esquema de - TopicsExpress



          

Cuando Abraham y Sara renunciaron a todo su esquema de incredulidad, que había dado como fruto a Ismael, y se mantuvieron por la sola fe –dependiendo únicamente de la palabra de Dios–, nació Isaac, el auténtico hijo de la promesa divina.Dando oído a la voz de Sarai (Gén. 16:1), Abram se había desviado de la línea de estricta integridad a la palabra de Dios, de la auténtica fe; y ahora que se había vuelto a la palabra solamente, a la fe verdadera, debía ser probado antes de que pudiese cabalmente decirse de él que su fe le fue contada por justicia.Había creído solamente la palabra de Dios, en contra de lo que Ismael representaba, y había obtenido a Isaac, el auténtico hijo de la promesa de Dios. Y ahora, tras haberlo obtenido, queda por ver si retendría la confianza en la sola palabra de Dios, incluso en contra del mismo Isaac.Es así como Dios dijo a Abraham, "Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré".Abraham había recibido a Isaac de parte de Dios, confiando solamente en la palabra divina. Sólo Isaac era la simiente que la palabra del Señor había prometido. Después del nacimiento de Isaac, Dios había confirmado la palabra declarando, "en Isaac te será llamada descendencia" (Gén. 21:12). Y ahora, la palabra de Dios le dice: toma a tu hijo, a tu único Isaac, y ofrécelo como una ofrenda ardiente.Dios había declarado a Abraham: tu simiente será como las estrellas del cielo en número; "en tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra"; "en Isaac te será llamada descendencia"; y ahora, ¡ofrece a Isaac como una ofrenda ardiente!Pero si Isaac era ofrecido como ofrenda ardiente, si era quemado, ¿qué sería de la promesa de que todas las naciones serían benditas en él? ¿Qué sucedería con la promesa de que su descendencia sería como las estrellas del cielo en multitud? Y sin embargo, la palabra era firme: Ofrece a Isaac como ofrenda ardiente. Abraham había confiado sin reservas en la sola palabra de Dios, en contra de Ismael; pero esto era más que confiar en la palabra de Dios, en contra de Isaac: ¡era creer la palabra de Dios, en contra de la palabra de Dios!Y Abraham lo hizo, esperando contra toda esperanza. Dios había dicho: Tu simiente será como las estrellas del cielo; en Isaac te será llamada simiente; ofrece a Isaac como una ofrenda ardiente. Abraham no insistió en que Dios debía ‘armonizar esos pasajes’. Para élera suficiente saber que todas aquellas declaraciones eran palabra de Dios. Sabiendo eso, confiaría en esa palabra, la seguiría, y dejaría que el Señor ‘armonizase esos pasajes’ si tal cosa fuese necesaria.Abraham se dijo: –Dios ha dicho, ofrece a Isaac como ofrenda ardiente. Así lo haré. Dios ha dicho, "en Isaac te será llamada descendencia"; y, tu simiente será tan numerosa como las estrellas del cielo. Una vez interferí en la promesa, y la estuve impidiendo, hasta que rechacé todo lo que había hecho, y me volví a la sola palabra. Entonces, de forma milagrosa, Dios me dio a Isaac, la simiente prometida. Ahora Dios me dice, ofrece a Isaac, la simiente prometida, en ofrenda ardiente. Lo haré así: Dios me lo dio al principio mediante un milagro, y mediante un milagro lo puede restaurar. No obstante, cuando lo haya ofrecido como una ofrenda ardiente, estará muerto; el único milagro que podrá entonces restaurarlo será el que lo devuelva de entre los muertos. Pero Dios es poderoso para hacer aun eso, y lo hará; ya que su palabra ha dicho que ‘tu simiente será como las estrellas en multitud, y en Isaac te será llamada descendencia’. Incluso levantar a Isaac de entre los muertos no será para Dios más difícil que lo que ya ha hecho; ya que, por lo que respecta a la fertilidad, tanto mi cuerpo como el de Sara no eran mejores que los de un muerto, y no obstante, Dios engendró a Isaac a partir de nosotros. Puede resucitar a Isaac de los muertos, y lo hará. ¡Bendito sea el Señor!Estaba decidido. Se levantó y tomó a sus siervos y a Isaac, y caminó por tres días, y "llegaron al lugar que Dios le había dicho", y cuando "al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos, entonces dijo Abraham a sus mozos: Esperaos aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y adoraremos, y volveremos a vosotros" (Gén. 22:4 y 5). ¿Quién iría? "Yo y el muchacho iremos… y volveremos a vosotros". Abraham confiaba en que Isaac regresaría con él tan ciertamente como que iba a ir.Abraham esperaba ofrecer a Isaac en holocausto, y luego esperaba verlo resucitar de las cenizas, y regresar con él. La razón es que la palabra de Dios había dicho: en Isaac te será llamada descendencia, y, tu simiente será como las estrellas del cielo en multitud. Y Abraham confiaría precisamente en esa palabra, en que jamás podría fallar (Heb. 11:17-19).ESO ES FE. Y así "fue cumplida la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue imputado a justicia" (Sant. 2:23). Pero "no solamente por él fue escrito que le haya sido imputado; sino también por nosotros, a quienes será imputado, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación" (Rom. 4:23-25).Poner la confianza en la palabra de Dios solamente; depender solamente de ella, incluso "en contra" de la palabra de Dios, eso es FE: esa es la fe que trae la justicia de Dios.En eso consiste ejercitar la fe. Eso es "lo que la Escritura quiere decir, cuando nos urge a la necesidad de cultivar la fe". Y "saber cómo ejercitar la fe, eso es la ciencia del evangelio". Y la ciencia del evangelio es la ciencia de las ciencias.Review and Herald, 31 enero 1899
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 13:47:07 +0000

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