La democracia es el más imperfecto de los sistemas de gobierno y - TopicsExpress



          

La democracia es el más imperfecto de los sistemas de gobierno y de convivencia social que pueden regir a una sociedad. Pero es el único que puede garantizar uno y otra. El único. Los griegos definían a la democracia con un sentido político más que filosófico y decían que era “la doctrina favorable a la intervención del pueblo en el gobierno y al mejoramiento de la condición del pueblo”. Los argentinos hemos aprendido esta verdad sencilla, que los griegos ya sabían hace mucho más de veintiún siglos, a través de años de frustración, de dolor, de violencia y de sangre. Décadas de prácticas antidemocráticas, de recursos autoritarios y abuso de la fuerza, de empleo de la acción directa para imponer líneas de gobierno o figuras mesiánicas parecen haber convencido a los argentinos de que no hay otro camino más cierto y noble y seguro que el de la democracia. La democracia es entonces, más que una filosofía o una doctrina, un estilo de vida que impulsa el respeto a la dignidad humana, garantiza la libertad y el derecho de todos y cada uno de los miembros de una comunidad. No es poco. Lo único que no puede hacer la democracia es evitar los conflictos. No puede, no quiere y no sabe cómo hacerlo. Toda sociedad es naturalmente conflictiva y contradictoria. Encierra en sí misma ideas, inclinaciones e intereses muchas veces opuestos, encontrados, refractarios. El autoritarismo niega la naturalidad y la legitimidad de los conflictos. La política autoritaria pretende preservar una supuesta armonía social a través del destierro de las contradicciones, del ocultamiento de las opiniones divergentes, de la mordaza a lo diverso. La democracia es todo lo contrario. Asume la naturalidad social de los conflictos y favorece las condiciones para que las fuerzas sociales discutan y remedien sus diferencias según las normas compartidas por la comunidad. Esto también lo sabían los griegos hace mucho más de veintiún siglos. En vez de ahogar los conflictos, las diferencias y las contradicciones, la democracia los institucionaliza. La lección de los griegos fue aprendida en parte por nuestra sociedad, que todavía se horroriza frente al disenso y busca, como en los viejos años del autoritarismo, una visión única, una única idea, un camino único que le quite de encima la carga pesada de participar en democracia. Los griegos votaban una vez al año por las figuras que, creían, eran indignas de servir a la democracia. La condenaban al destierro, una pena que juzgaban más grave que la muerte. Escribían el nombre del indeseado en pedacitos de cerámica. El vocablo griego para nombrar la cerámica era ostrakón. Por eso hoy hablamos de “ostracismo cuando alguien es condenado al destierro político. La historia nos revela que es imposible la democracia sin la participación de los ciudadanos. Más de dos décadas de democracia recuperada en la Argentina nos revela también que no es suficiente que existan las instituciones para que la democracia sea real y efectiva. Es el único camino, es cierto. Pero nadie puede caminarlo por nosotros.
Posted on: Wed, 30 Oct 2013 03:26:44 +0000

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