COMUNIDAD SEA: Sabían que, André Comte-Sponville escribe el - TopicsExpress



          

COMUNIDAD SEA: Sabían que, André Comte-Sponville escribe el ensayo crepúsculo en el libro el placer de vivir:“Cae la tarde. El sol, sin haberse acostado todavía, ha desaparecido tras las casas. Ya no hay luz directa, la penumbra lo invade todo, como si la sombra traída del mundo hubiera engullido hasta el mundo mismo…Es la caverna de Platón, pero sin salida. Lo real pero sin mito sin remedio, sin esperanza. Parece que sólo es de día por error o por costumbre. Uno se pregunta por qué vivir, y el alma se angustia, y al cuerpo lo embarga una triste fatiga…¿Quién no conoce momentos como éstos? Spleen, melancolía, morriña, depre…Poco importan las palabras. Cada uno reconocerá reconocerá las suyas.Escribo para salir de uno de esos momentos, y esta crónica me sirve de cómodo pretexto. ¿Afortunados los periodistas, para quienes su oficio es una diversión! Nace la sospecha: ¿y si esto fuera también verdad para la filosofía Es mucho más que una sospecha. ¿quién está por encima de la angustia? ¿Quién puede prescindir de la diversión? ¿el sabio? Puede ser. Pero él prescinde también de la filosofía, y es por lo que quizá se le reconoce. Yo estoy lejos de eso, y cae la tarde, y no sé qué tristeza va subiendo y me sumerge, como un mar antiguo y siempre dispuesto a volver a empezar… ¿Qué hacer en momentos así?¿Escribir? Es lo que hago. Pero no todo el mundo escribe, y la escritura sería indigna si sólo sirviera para olvidar la angustia, o la nada.Tampoco sirve demasiado considerar a los que son más desgraciados que nosotros. Los encontramos siempre, y son innumerables. Pero esto nunca ha consolado a nadie, y en el fondo tanto mejor. Los 200,000 muertos de Bangladesh no están aquí para calmar nuestras pequeñas miserias, para compensar, por un contraste bien atroz, la angustiosa y confortable mediocridad de nuestras existencias. ¡No hagamos nada, o hagamos poco, por ellos, que cada uno se ocupe de sí mismo, como siempre, y deje que el agua o el tiempo se lleven sus cadáveres! Pero utilizarlos, no. El horror no es un consuelo plausible, ni siquiera aceptable. Sin contar conque soñar con lo peor es, al mismo tiempo, pensar que es posible, siempre y en todas partes posible. Los padres saben de qué estoy hablando. Así pues sólo se ama a los mortales o a los muertos, a cadáveres actuales o futuros, y sobre todo alegría: amar es gozar de lo que es. Pero =la alegría va siempre con el pavor=, dice el poeta, y en el fondo es el amor mismo. ¿Quién puede amar sin temblar?. No obstante, no temblamos siempre ni tan a menudo. ¿Por falta de amor? No solamente. La vida nos lleva. El mundo está aquí, y resiste, e impone el esfuerzo o el trabajo. Además, hay tantas preocupaciones, tantos problemas, tantas cargas, tantas fatigas…Existir, incluso confortablemente, sigue siendo difícil. Cada uno tiene suficientes monstruos que combatir, decepciones que superar, obstáculos que franquear, mil pequeñas tareas, urgentes o no, que lo requieren. Tanto mejor, la ociosidad no es buena para nada, todos lo hemos experimentado y hemos comprobado mil veces la gran frase de Pascal: =nada es tan insoportable par el hombre como estar en pleno reposo, sin pasiones, sin ocupaciones, sin diversión, sin aplicación. siente entonces su nulidad, su abandono, su insuficiencia, su dependencia, su impotencia, su vacío(…). No obstante, no es que el trabajo pueda bastar para todo, ni tampoco cualquier trabajo. He pasado todo el día corrigiendo ejercicios, y aquí me tenéis, ¿más pascaliano que nunca! ¿Quién querría trabajar para olvidar simplemente que va a morir? ¿Quién se prohibiría el reposo para evitar la angustia? La ociosidad no es buena para nada. El trabajo o la diversión, no mucho más. Entonces qué?. Vuelvo a Pascal: =trabajemos pues en pensar bien; es el principio de la moral=Es también el de la filosofía. Lo importante no es lo que se gana en felicidad o en paz. Aún cuando la angustia estuviera en un extremo, ese camino es el nuestro, el único que no sería indigno. Vale más una verdadera tristeza que una falsa alegría. Mejor la angustia lúcida que la ilusión serena. Si: eso es filosofía. Pero ¿la angustia es lúcida? ¿la tristeza es lúcida? Si lo fueran, temerían o llorarían ese sufrimiento efectivo, ese peligro real. Serían un miedo o una pena justificados, como los qu e toda vida conoce y supera. Los estoicos me hacen reir a veces, por su excesivo heroísmo pretendido o requerido. =tu casa se quema, tus hijos mueren…¿ qué te importa, si tienes la virtud? Y qué! Como Montaigne, temo esos lugares altivos e inaccesibles, prefiero pensar que las casas no siempre se queman, que no todos los niños mueren, al menos no enseguida, y que se puede prescindir, incluso, de la virtud y de la felicidad… ante el horror, ¿Quién puede filosofar todavía. Luego hay también todos los demás días: exentos de horrores y sufrimientos, pero aquí estamos de nuevo, sin angustias ni tristezas…¿lúcidas? Al contario, son enfermedades de la imaginación, sin objetos reales, pobladas de vagos sueños, de horrores sólo posible (lo que explica que lo sean todas simultáneamente, incluso las más incompatibles, como la vejez extrema o la muerte prematura) de impalpables y desgarradoras nostalgias…Contra lo real se puede actuar pero contra la imaginación? ¿Contra los fantasmas? ¿contra la nada? Los filósofos responden sobre esto, están todos de acuerdo: conocer, pensar precisamente lo que es, distinguir lo que depende de nosotros y lo que no, lo que puede cambiarse y lo que no, lo real y lo imaginario, la verdad y la ilusión… la lucidez es un primer paso hacia la sabiduría, así pues, también para la felicidad. Es una experiencia que puede hacer cualquiera. ¿qué hay de más fatal para el espíritu que esos programas de televisión que apestan de optimismo y a mentira? ¿qué hay de más tónico, por el contrario, para quién consigue soportarla, que una verdad bien dura o bien amarga? Iba a citar a Lucrecio, pero vayamos a lo más cercano. Tengo en la memoria un cómic de Claire Bretecher, publicado hace unos años en Le Nouvel Observateur. Agripina es una adolescente de hoy en día, está llorando en su habitación, en su cama. Su madre intenta consolarla: =vamos, res joven, eres bonita, vas a conocer un montón de gente, trabajarás, te divertirás, harás viajes, te enamorarás (…) pero cada nuevo consuelo, según mostraban los dibujos provoca más lágrimas en nuestra adolescente, la hunde en su tristeza o su desamparo. Entonces, la madre, al límite de argumentos o de su paciencia, cambia de tono: ¡bueno! Vivir es horrible, sólo dejamos de aburrirnos para tener miedo. Cualquier esfuerzo está condenado al fracaso, vivimos solos, morimos solos. El mundo está vacío, el amor es un engaño; los hijos, una cruz. El porvenir es el enterrador de la juventud, y las nalgas nunca vuelven a recuperar su firmza0. Y de dibujo en dibujo, en esa tira desesperante, o que debería serlo, vemos que Agripina, progresivamente, se apacigua: las lágrimas disminuyen poco a poco, luego desaparecen; una especie de calma o de serenidad acaba de instalarse. Al final, casi sonriente, la adolescente le dice a su madre: ¡me sienta tan bien lo que dices! El dibujo me hizo reír, encontré en él algo que conozco bien, que me hizo amar también la filosofía, y a los filósofos, preferentemente a los más lúcidos, a los más inquietantes o, digamos, a los menos inclinados al optimismo y al consuelo fácil. Lucrecio, Montaigne, Pascal, Spinoza, Schopenhauer, Nietzsche. Freud también, a su manera, y por ellos se aproxima a la filosofía. Hay ahí una alquimia misteriosa, que no puedo explicar del todo, o al menos no en unas líneas. Pero creo que se puede decir aproximadamente esto: la verdad sobre la angustia no es angustiosa (o menos angustiosa que las ilusiones la verdad sobre la tristeza no es triste (o menos triste que la mentira); la verdad sobre la desgracia.. pero dejémoslo. Hay una dicha por conocer, todos los sabios lo saben , y conocer la propia debilidad es una fuerza. En resumen, vale más la lucidez, siempre; por ello no hay nada más que hacer, en esos momentos a los que me refiero, que aceptarlos como son. No mentirás, no negarás, no huirás, no fingirás.. Ésta es quizá la primera lección de la filosofía, y su primer efecto. Afortunados los filósofos, a los que su propio oficio.. pero me estoy expresando mal, la lucidez no es un oficio, ni la filosofía (ya se sabe lo que valen los filósofos de oficio, y lo que vale su lucidez). Pensar no es un oficio: es una función, la única quizá que lleva en sí misma su riesgo y su remedio. ¿su riesgo? La angustia ¿su remedio? El mismo a lo que se reduce, según Freud, el psicoanálisis: la verdad, y aún más verdad=, los filósofos no dicen otra cosa, ni tampoco los artistas dignos de ese nombre. Lo importante es ser verdadero, no quedar bonito (lo bonito es una belleza artificial porque carece de verdad: comparad a Boucher con Chardin). Paradójicamente, son los músicos quienes mejor lo ilustran o quienes más me han ayudado a comprenderlo. ¿la verdad? Para ellos no reside en absoluto en la representación, ni está siempre en la expresión, sino en el progreso, en la afirmación, en el valor, en lo que Nietzsche denominaba =el gran estilo=, aquel que manda =manda, que quiere, que se vuelve lógico, sensillo, claro, aquel que =domina el caos que somos, que le obliga a convertirse en forma aquel que =no es solamente arte sino realidad, verdad, vida= aquel que adviene =cuando lo bello triunfa sobre lo monstruoso= y lo verdadero, añadiría yo, sobre la mentira. Belleza y verdad, en arte, van unidas. Sin eso ya no es belleza sino preciosura o énfasis, ya no es verdad sino crudeza o simpleza, por llo el arte es una lección que va mucho más allá de la estética. ¿hacer de la propia vida una obra de arte? Sería solo una mentira más. Hay que vivir en verdad, y peor para nosotros si duele, No se trata de adornar la vida, ni de magnificarla, ni de exagerarla (Wagner). Y aún menos se trata de perderse en la angustia o el dolor (hay algo de esto en Schuman, que no me gusta) sino de atravesarlos: de pasar al otro lado de la desesperación (como Mozart hacía maravillosamente, y Beethoven, y Schuber..) al otro lado del crepúsculo, allá donde sólo está el todo, allá donde el sol se pone sin temblar, y aún es el mundo, allá donde se recupera el valor, y es el mundo todavía, con nosotros dentro, perdidos y salvados bajo las estrellas….
Posted on: Sun, 20 Oct 2013 02:07:01 +0000

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