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.../... EL MUNDO DE TASIO. LA JUSTICIA La justicia se regula por infinidad de leyes y códigos, por lo que su elaboración no se fundamenta ni en la imparcialidad, el buen discernimiento o la verdad sino más bien, como un instrumento que permite disimular y contrarrestar en algún caso la cantidad de injusticias y atropellos que cotidianamente se cometen. Como explicar sino, la cantidad de inocentes que son condenados o la cantidad de mentiras que pesan más que la verdad de los hechos. ¿Cómo es posible que a los abogados les sea absolutamente indiferente ser conocedores de la culpabilidad de su cliente y aún a pesar de ello se avengan a defenderlo a cambio de recursos y lo peor de todo, que salgan airosos? ¿Por qué quien carece de recursos no puede gozar de la misma calidad de abogacía que quién si los posee y el inocente acaba condenado por no poder demostrar que lo es? El sistema abduce unos instrumentos; cuerpos jurídico, ejecutivo y de seguridad; que permiten llevar a cabo el cumplimiento y la correcta aplicación de las leyes y códigos por los que se regula la justicia, con el propósito de controlar y gravar, en lugar de servir. De este modo, convierte en un autentico galimatías aquello que debería regirse por la transparencia y la simplicidad, por la aplicación de la lógica y la razón más absolutas. Los cuerpos de seguridad y fuerzas armadas, que en principio deberían velar por los intereses y la seguridad de la humanidad a quién supuestamente sirven, se convierten en los brazos ejecutores autómatas de ese sistema. Así nos encontramos con la utilización de la violencia de forma indiscriminada y lo peor, legal, en nombre de la aplicación de la justicia. Resulta que hoy en día, muchos son los que protestan, de manera pacífica, contra la insostenible situación por la que un gran número de seres humanos se ven obligados a transitar. Los políticos, elegidos democráticamente por esos mismos que manifiestan su insatisfacción, en lugar de preocuparse por la delicada situación de sus electores, ordenan a las fuerzas de seguridad que carguen y disuelvan esos movimientos, tachándolos de subversivos y antisistema, desprestigiándolos mediáticamente, en lugar de dedicar sus esfuerzos a perseguir a los delincuentes que han conducido a esa situación y que en muchos casos son de quienes reciben sus órdenes. ¿Pero esos políticos no han sido elegidos para defender los intereses y necesidades del pueblo al que teóricamente representan? ¿Cómo puede ser entonces que actúen de ese modo? ¿Es eso justicia? ¿Es justo que quién desgraciadamente se ve obligado a no poder cumplir con sus obligaciones pecuniarias, sea condenado a pagar más del doble de lo que adeuda? Las Cartas Magnas, las Constituciones de los estados modernos, reflejan una serie de compromisos que teóricamente garantizan los objetivos que sus representantes políticos deben cumplir. Vivienda digna y trabajo, son probablemente los dos más importantes y comunes, si obviamos sanidad y educación, que se plasman en esas leyes fundamentales ¿Qué responsabilidades se exigen por el incumplimiento de esos compromisos que la clase política ha asumido al aceptar la representación del pueblo a través del cargo que se les ha concedido? ¿Es justicia que sus señorías tengan garantizado su presente y su futuro por el hecho de no cumplir con sus obligaciones y sin embargo quién se ve afectado por la incompetencia, el egoísmo y negligencia de aquel a quien votó se vea inmerso en un turbulento presente y un futuro más que incierto? Amargamente reflexiono y concluyo que eso no es justicia, pues no se fundamenta en la verdad sino apología de la injusticia, que hace de la justicia una ilusión creada porque existe la injusticia. De facto, en una sociedad evolucionada y justa, no debería existir la justicia, tal y como la entendemos y experimentamos, debido básicamente a la inexistencia de la injusticia y en aquellos casos aislados en los que prevaleciera una discrepancia de criterios, la simple tercería de un ser dotado de reconocido conocimiento y lógica resultaría más que suficiente. La futura sociedad deberá ser similar a una acracia basada en el sistema de no coacción, en la que todos y cada uno de sus pobladores posean la educación y conocimiento necesarios como para tomar sus propias decisiones en absoluta armonía y respeto con sus semejantes y su entorno en general, coordinados por un único órgano regulador. La justicia será sustituida por la armonía, el equilibrio, la tolerancia y el respeto pero, claro está, para conseguirlo la humanidad deberá estar convencida y preparada para ello o por lo menos una parte importante de la misma. El propósito, en el ser humano, es capaz de generar una poderosa energía que se propaga y se funde con otras que como la suya son fruto de propósitos similares. Si entre quinientos, doscientos son capaces de crear y perseguir con constancia y convicción un objetivo común, el resto poco a poco se irá adhiriendo al mismo atraídos por la fuerza de la energía que desprenden o simplemente por el peso abrumador de su razón. Si el propósito en un ser humano es el inicio de la realización que representa algo así como un motor de arranque, imaginad como el de millones de seres humanos, fundidos el uno en los otros podría representar perfectamente un big bang a nivel orbital. A menudo me embarga el convencimiento de que el ser humano, por encima de cualquier otra cualidad, es tonto. A pesar de nuestra supuesta inteligencia, vemos como históricamente nuestros políticos nos embaucan y defraudan, pero seguimos alimentándoles, continuamos votando. Toleramos que las entidades financieras y los órganos regentes del sistema continúen enriqueciéndose a costa de las penalidades y miserias de la gran mayoría de la humanidad, pero mientras se nos permita tener un cochecito, ir de vacaciones unos días o simplemente pegarnos un atracón de vez en cuando, que nos importan las desgracias ajenas o incluso nuestros propios agobios. Que más nos da que los medios tergiversen y manipulen la información que nos transmiten convirtiendo en dogma la mentira. Nadie o muy pocos, cotejan las informaciones que reciben ni analizan y razonan, extrayendo sus propias conclusiones a través de la lógica. Imaginad que podríamos vivir en un mundo, resultado de maravillosos pensamientos y no lo hacemos porque somos cobardes, perezosos, incapaces de generar ilusiones y propósitos que nos conduzcan a la realización. En fin, lo más probable es que tengamos lo que nos merecemos. Levantemos de una vez nuestras voces, neguémonos a seguir avanzando en esta dirección y gritemos con todas nuestras fuerzas, no más guerras, no más represiones, no más leyes injustas que difieren según el encausado. Acabemos con las manipulaciones, los engaños y mentiras, la ignorancia y la necedad, los odios, las envidias y reconozcamos por fin que todos, absolutamente todos, nacemos iguales, con idénticos privilegios naturales y si bien las facultades de unos y otros pueden diferir en grado, que los más dotados ayuden a los menos, en lugar de aprovecharse de ellos. Yo creo que eso sería lo más justo. ****
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 05:05:10 +0000

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