El escarabajo que frenó Granadilla Antonio Machado es un - TopicsExpress



          

El escarabajo que frenó Granadilla Antonio Machado es un reputado biólogo canario, en la actualidad responsable del Observatorio Medioambiental de Granadilla. Es un hombre del aparato para garantizar que la citada planificación estratégica salga adelante. Es, también, un “fichaje” del presidente Rivero, venido de las filas del ecologismo, pues de eso se trata su tarea: demostrar a las ruidosas hordas verdes que la obra se acomete cumpliendo los requisitos legales, aunque tanto sebadales como determinados bichitos aparecidos en la zona se lo están poniendo realmente mal. Machado es un profesor con un fino sentido del humor que lleva lo mejor que puede que antiguos alumnos o compañeros suyos le tilden de traidor. Hace dos años le entrevisté en la radio con motivo de la aparición de los bichitos. Fue una de las entrevistas más hilarantes que recuerdo de mi vida profesional, continuamente evocada por mis oyentes. Machado explicó que el bichito en cuestión –un escarabajo con el nombre técnico de “pimiellis canariensis”- se había puesto “frente” a los tractores no dejándolos avanzar. En total eran 17 escarabajos nativos del lugar que de alguna forma protestaban por el ruido y por la colonización de su hábitat. Ni corto ni perezoso Machado fue a “conversar” con ellos. Les explicó que aquella era zona de alto riesgo, no sólo por las obras del Puerto sino también por la proximidad del Aeropuerto Reina Sofía. Los escarabajos asintieron, sabedores de que, probablemente, en aquel mismo instante alguno de ellos estaría cruzando las pistas de aterrizaje. Los 17 fueron izados al tractor y colocados con mimo en un recipiente acolchado, de forma que no sufrieran el menor trastorno durante el desplazamiento organizado por el Gobierno de Canarias. En poco tiempo los escarabajos se instalaron en Montaña Roja y allí siguen, “completamente felices” según Machado, ajenos a disturbios, repoblando el lugar y pensando en un futuro venturoso. Machado aún hizo más: se llevó a un par de “pimellias” a su casa y los cuidó durante varios meses por el simple interés de observarlos. Lo que más le llamó la atención es que les encantaba las galletas maría, y de hecho podían comer exclusivamente galletas maría de manera permanente. Repitió el experimento con sus “hermanos” de Montaña Roja y, efectivamente, se demostró que los 17 eran unos apasionados de las galletas maría. Cuando las probaban no querían otra cosa. Dos años después (2013) La Fiscalía de la provincia de Santa Cruz de Tenerife advierte de la existencia de un delito penal. La fiscal especial contra los delitos medioambientales, Inmaculada Violán, culpabiliza al viceconsejero de Medio Ambiente del Ejecutivo, Cándido Padrón, de haber realizado ilegalmente el traslado del escarabajo. Padrón no contó con un informe que certificara la viabilidad jurídica de una acción que afectaba a una especie en extinción. Desconozco si la fiscal pide cárcel para Padrón; o cárcel y multa; o multa solo. Bajo mi punto de vista lo justo debiera ser una petición clara de fusilamiento al amanecer y, seguidamente, la cabeza del “bandido” Padrón entregada a los 17 coleópteros para que comprueben si su sabor mejora el de las galletas maría. Gran triunfo de los nonistas, extraordinaria la preocupación del Estado de Derecho… Donde haya un escarabajo que se quite un preferentista. 2.- ‘Big Morete’, un depredador maloliente en el Estadio Insular En poco tiempo asistiremos en el Estadio Insular de Las Palmas de Gran Canaria a la eclosión de una nueva raza salvaje: el “Big Morete”. Cuentan los héroes que son capaces de introducirse en la selva frondosa que dejó allí el abandono, aunque cada cierto tiempo lo limpien e iluminen la prensa con la victoria de los despojos que terminan en los contenedores, que el animalito en cuestión es como una mota negra en un mundo de nieve. Negro como el negro más negro del África Septentrional. Sus ojos lucen en la oscuridad como antorchas. Tiene un solo diente, eso sí, gigantesco y cruel si te roza. El diente está envenenado. Te lo clava y te manda al piso en cuestión de segundos. Cuando recobras el conocimiento el bicho está encima de ti declarándote su amor. Es un poco libidinoso en ese aspecto. Con su aspecto mugriento te pasa la lengua y espera una respuesta. Como hagas un mohín de desencanto, como intentes escapar, como grites desaforado, “Big Morete” irá a por ti y te recitará todas las alineaciones de la UD Las Palmas desde que el club se constituyó. No habra un animal irracional en el mundo como él. Totalmente endémico, surgido de la jungla del Estadio Insular, oscuro, silencioso, con forma de pelota, desdentado menos por uno, buscando amor desesperado a cambio de una caricia. El alcalde Juan José Cardona debe conocerlo y por eso quiere conservarlo. Lleva camino de convertirse en un fantástico fiscal de Medio Ambiente. El Cabildo de Gran Canaria tiene el proyecto de entregar ese núcleo esencial en la parte central de Las Palmas de Gran Canaria a unos ciudadanos humillados por su destartalamiento. A los contribuyentes ya les olió mal los episodios cabezones protagonizados por Gonzalo Angulo y NC en pos de reconvertir Siete Palmas en la nueva estepa inmobiliaria de la capital, y ahora le huele peor que sea Nueva Canarias precisamente, con el decidido apoyo de Cardona, los que apuesten por una solución completamente “ecológica” del entorno. La solución “limpia” ya la practicó el grupo de gobierno anterior del Cabildo, comandando pro PSOE Y NC. De aquellas pusieron en marcha un concurso de ideas que ganó brillantemente el despacho de arquitectos Casariego&Casas. Era una propuesta gozosa, donde todas las gradas se eliminaban a excepción de una, transformando el resto en un parque de unos 10.000 metros cuadrados, con zonas para el esparcimiento, ocio de todo tipo, y cultura. Sólo había un problema: costaba una pasta ejecutarla, y el Cabildo, entonces como ahora, tenía otras prioridades. No podía gastarse una fortuna en algo sin contraprestación. La idea fue olvidándose, la selva creció por donde anduvo la bota mágica de Germán Dévora, la larva del “Big Morete” comenzó a crecer. 3.- Nonismo contra Bravo y su entorno Con la llegada de José Miguel Bravo todo se revitalizó. Bravo, percatándose de que el Ayuntamiento de Cardona rozaba prácticamente la quiebra, producto de las herencias de Soria y Luzardo, además de la inacción de Saavedra, decidió arrimar el hombro a favor de una ciudad que alberga a 400.000 habitantes, la mitad de la isla. Cardona no pareció agradecérselo. No se lo agradeció traspasándole el vertedero de El Salto del Negro cuando ya era imposible resolver los desafueros ecológicos que allí se hicieron, ni tampoco en este caso. Posiblemente hasta le moleste. Hay quien asegura que Cardona no aguanta a Bravo porque él quiere ser en la próxima legislatura el presidente del Cabildo. Hay quien habla de un odio vicario procedente de Soria: el ministro soporta a Bravo porque no le queda otra; si lo colocó al frente de la lista fue porque entonces no había un medio de comunicación del Archipiélago que se entendiese con él después de haberse marchado del Gobierno dando un portazo; Bravo tiene esa imagen dialogante y centrada que tanto gusta a la derecha civilizada… Pero tiene los días contados y el propio Bravo lo sabe. No es un hombre de Soria ni nunca lo será. Lo que cuenta: estamos en fase embrionaria, en periodo de alegaciones. Una vez cerrada nadie ha presentado ni una sola objeción. ¿Nadie? ¿Seguro que nadie?... En realidad, una, una sola, una exclusivamente: la que presentó el alcalde Cardona el mismo día en que Bravo anunció a la opinión pública un plan para invertir en “su” municipio 150 millones de euros en los próximos años. Razón: el entorno de Bravo es enemigo del alma; el entorno de Bravo es perseguido por el presidente del partido, el todopoderoso ministro, desde que declaró en un juicio por el denominado “caso Isolux” en contra de las intenciones del PP de galantear a Luis Delso con nueve millones de euros públicos. Ello hace que de, repente, el liberal Cardona, el hombre que resolvió con buen criterio el asunto de las viviendas de Tamaraceite, se haya pasado a las filas del nonismo, sin siquiera aguardar a la convocatoria del concurso. Se supone que es ahí donde Bravo debe cuidar de su prestigio y que Soria, si quiere, esté pendiente de los detalles algo mejor de lo que estuvo en el asunto del aval de Vanyera. Pero presumir bastardías antes de que se produzcan parece no sólo excesivo sino inconcebible en un sistema, supuestamente, bajo control político. Lo cierto es que el proyecto está en ese delicado instante de saltar por los aires. No todo el mundo tiene 20 millones de euros para invertir ni paciencia para aguantar ataques desde dentro de tu propia casa. Quede claro que en su momento el PP se comprometió a resolver el enigma Estadio Insular. Y que será la marca la que sufra el consiguiente deterioro si dicho partido, en virtud de guerras internas que los ciudadanos suelen castigar con el desprecio, no logra encontrar un casamiento entre deseos personales y el interés general. ¿Será Cardona el gran protector del mugriento enamorado Big Morete? ¿Acabará dándole de comer galletas maría para comprobar si así asegura la supervivencia de la especie? ¿Enviará al fiscal de Medio Ambiente su alegación como hizo con el caso Emalsa cuando se sintió superado?
Posted on: Mon, 10 Jun 2013 20:53:37 +0000

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