Sombras delatoras En la falda de una loma de paja y barro formao, - TopicsExpress



          

Sombras delatoras En la falda de una loma de paja y barro formao, un rancho había levantao blanco como una paloma, perfumao por el aroma de rosas y de glicinas. Entre las notas genuinas del melodioso jilguero, indiscutible trovero de las pampas argentinas. Ese rancho y mi paisana eran la riqueza mía, y esperanzas de un mañana; el trabajo y la alegría, la dicha en la vida humana es un alba matutina, visita de golondrina que breve instante alboroza, tallo de una linda rosa donde se oculta una espina. Iba en mi picazo overo atravesando el bañao; ya la noche había cerrao cubriendo tuito el sendero. Yo no sé qué mal agüero azuzaba en mi interior, un amargo sinsabor me daba el presentimiento que me transportaba el viento tristeza en su rumor. El overo asujeté, pues me sentía intranquilo; quise silbar un estilo pero ni uno recordé. Cabeza loca, pensé; ¡Porqué tienes que dudar! Sin dejar de cavilar hasta mi rancho llegué; en el palenque bajé y empecé a desensillar. Como si algo divisara al otro lao del alero, entró a orejiar el overo con una insistencia rara. Eso hizo que mirara en la mesma dirección, y bajo el sauce llorón vide el zaino malacara del hijo del viejo Lara, una criolla estimación. De pronto, no sé por qué, entró a pincharme la duda, y en mi lucha interna y muda hasta el umbral me llegué, cuando pa dentro miré vide un cuadro original, dos sombras del natural, enfocadas de perfil, que reflejaba el candil en un beso pasional. Mi vista se oscureció con una aflición tremenda, cuando vide que a mi prienda el paisano la besó. Yo dije: "Mi amor murió en la noche de este día"; ante mis ojos tenía todas las pruebas concretas, en las patentes siluetas que el candil reproducía. Iba a dentrar de pronto, pero como hombre reflexioné; volví en puntitas de pie hasta mi picazo overo. Velay, le puse el apero, a rienda alta lo dejé, desde el palenque silbé pa que ellos me conocieran, y en voz alta que me oyeran "¡Juera!", al perro le grité. "¿Qué tal?" - le dije sonriente a medida que iba entrando- - "Ya ve, lo estaba esperando", respondió indecisamente, "Dejuro ha estado impaciente", dije con cierta ironía; lo pior que la prenda mía ni mate le habrá cebao; siento que lo haya pasao en tan mala compañía". "Verlo en esta casa, Lara, me parece un desatino hoy lo hallé por el camino y me dio güelta la cara - "No lo he visto". - "Cosa rara yo creo de que me vido pero yo estoy convencido aunque me lo niegue a mí de que usté a venido aquí viendo que yo había salido". El paisano titubeó y dijo: "Me voy a dir": -"Usted no debe partir, quien debe dirse soy yo". Como no me contestó, sobre el pucho proseguí: -"Usted es el dueño, insistí, de este rancho y su alegría, porque ni la prenda mía ya me pertenece a mí". -"No es cierto, soy inocente; me está acusando a ciegas", -"Yo no sé por qué lo niegas si el semblante te desmiente. El ser que adora y se miente, traiciona a su mismo ser; recién acabo de ver que en la pared reflejaban, dos sombras que se besaban de un hombre y una mujer". Ella lloró conmovida. Él quiso pedir disculpa. -"Naides comete una culpa, cuando el amor lo convida". Esa fue la despedida que a mi prienda le dejé; en el overo monté con el recuerdo febril de las sombras que el candil me reflejó en la paré. Me sorprendió la mañana amargado y pensativo, con el corazón cautivo al amor de mi paisana, la dicha en la vida humana es un alba matutina; visita de golondrina que breve instante alboroza, tallo de una linda rosa donde se oculta una espina.
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 12:34:11 +0000

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