Veo que un poco les gusto el primer capítulo de En la mente de Maya, aquí va el segundo! (Les pongo el primero para que no se pierdan) Capitulo I Me desperté, y noté que algo no estaba bien. Caíamos. No, no como cuando un avión aterriza, el avión simplemente se desplomaba, y nosotros dentro. El piloto, recostado sobre las palancas, estaba inconsciente. Varias botellas de contenido desconocido para mí, llenaban el piso de la avioneta. Este hombre, tenía, necesariamente que ser alguien contratado por mi padre. ¿Para que iba a asegurarse de las manos en las que dejase a su única hija, fuesen seguras? Seguramente, mi padre siquiera recordase mi edad exacta. Después de todo, ¿No estaba yo, viajando a una alejada isla en Oceanía, por su mero deseo? Bueno, es verdad que yo no dejaba demasiadas cosas a mis espaldas. Pero por su mente, jamás había pasado la idea que yo, tuviese algo importante en la vida. Y no, no había nada demasiado importante para mí, pero su desconsideración, me hería. Aunque, por otro lado, solo era más de lo mismo. La destartalada avioneta cae. Mi mente se paraliza, y por unos momentos solo tengo esa sensación de tropezar en sueños. Y al reaccionar, me doy cuenta, voy a morir. El piloto, respira. Vamos a morir ambos. ¿Como demonios voy a a adivinar, para que son todas estas palancas? No lo se, jamas eh estado antes en un avión. Hago lo primero que se me ocurre. Me siento, abrocho el seguro de mi mochila, y me aferro con todas mis fuerzas a un viejo chaleco salvavidas que es muy grande para ponérmelo. ¿Porque tendría que tener miedo? ¿Que dejo atrás? A un padre que de todos modos, apenas sabe quien soy, y amigos de los que ya me despedí, con la seguridad de que no volvería a verlos jamás. Las luces de la avioneta oscilan, se apagan. Mi estómago, se estruja repentinamente. No tengo miedo de morir, es cierto, mi mente esta serena. Pero mis instintos, mis instintos de animal, mis instintos de ser vivo, están completamente aferrados a mantener este cuerpo con vida. Tengo cada musculo del cuerpo, aterrado. Las manos, me duelen por la fuerza que hago al asirme al salvavidas. La turbulencia, me sacude los huesos y el alma. El piso, las paredes, la nave entera, todo cruje. El metal bajo mis pies, se estampa de lleno contra el océano, y el agua, lo cubre todo. Capitulo II Todo me recuerda a la sensación que produce un día frío. Me congelo, y solo logro pensar en una cosa, uno mas de mis instintos; no sueltes los que llevas en la mano, o te ahogarás. Porque no se nadar. El agua salada entra por mi nariz, por mi boca, por mis ojos, y hago todo el esfuerzo del mundo, tratando de contener el aire. Nada de lo poco que eh vivido, podría de alguna manera haberme preparado para esto. Absolutamente nada. El agua deja de ser un elemento, y se convierte en el mundo entero, en todo lo que existe. En el universo completo. Me engulle en sus fauces de bestia de mar. Me concentro en abrir los ojos. No veo nada, solo la negrura inmensa. El vacío. Los sentidos humanos, son muy pobres. Pero la biología, nos ha dado la humilde capacidad de adaptarnos. Mis ojos se acostumbran a la negrura, y al fin, puedo ver luces y sombras lejanas. El océano me sacude de forma turbulenta. Mis sentidos se queman por la sal y el frío del mar. Solo soy consciente de que salgo a flote, cuando el calor trémulo de sol, se posa en mi gélida cara. Gracias por leerme! -Miss Om.
Posted on: Sun, 10 Nov 2013 05:20:17 +0000
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