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DIISIIPA TUS MIIEDOS Saludos, mis muy queridos amigos. Todos sabemos cuan importante y esencial es enfrentar y aceptar esos aspectos, sentimientos, convicciones y actitudes que hay en nosotros y que o bien son completamente inconscientes o no son suficientemente conscientes. A menos de que se cultive la toma de conciencia es imposible liberar el más profundo centro de tu ser, el núcleo del cual surge toda la vida. Tratemos de ver ahora hasta dónde has llegado en relación con lo que aún está enterrado dentro de ti. ¿Qué tanto has desenterrado? ¿Qué tan consciente eres de lo que realmente sucede en ti, en oposición a las explicaciones superficiales que siempre tienes a mano? Al inicio parece terriblemente difícil des hacerse de los autoengaños, pues todos los seres humanos vagamente creen que la verdad subyacente es inaceptable, de modo que ellos mismos son inaceptables. Así es que se debe develar una doble ilusión: la creencia subyacente que mencionamos y la cubierta que se le pone encima. Y ésa es siempre la parte más ardua del trabajo interno. El mal como defensa en contra del sufrimiento Para continuar con esta fase del trabajo sobre ti mismo es necesario que comprendas de manera más profunda de dónde provienen las actitudes negativas y la destructividad. ¿Cuál es el verdadero origen del mal? Sabes y a menudo me has oído decir que la negación de tus vulnerabilidades, tu vergüenza de sentirte desamparado y tu sentimiento de no ser alguien a quien se puede amar, crean el mal y las actitudes y sentimientos destructivos. En otras palabras, el mal es una defensa en contra del sufrimiento. Por lo tanto, es obvio que tu nueva dirección dentro del camino ahora podrá ocuparse más directamente de las heridas y los sufrimientos que has tenido que soportar durante el inicio de tu vida y en contra de los cuales te has defendido hasta la actualidad. Tú que has aprendido a re-experimentar emocionalmente tus sentimientos del pasado, puedes corroborar como una realidad sentida lo que he reiterado tantos años: la negación de la experiencia original te obliga a re-experimentarla una y otra vez. Recreas la experiencia negada y de ese modo incrementas el dolor y la herida acumulados. Es necesario realizar un poco más de esa re experimentación y ahora puedes hacerlo sin riesgos. Mucho de lo que sufriste durante la infancia, especialmente las dimensiones de tu infelicidad, es algo que sólo existe como conocimiento intelectual. No sientes cuan infeliz eras en realidad cuando eras niño y durante mucho tiempo muchos de ustedes creyeron que su infancia había sido exactamente lo contrario. Alcanzar el conocimiento intelectual de esa realidad es una preparación necesaria para lograr experimentarla. Sin la conciencia intelectual de la verdad acerca de tu infancia, no sería posible debilitar suficientemente las defensas que te impiden volver a vivir sin riesgos esas experiencias en el nivel emocional. Cuando las defensas todavía son fuertes bloquean el camino hacia la experiencia emocional de modo que el intento de llegar hasta los sentimientos es ahogado. Amigos míos, ahora ya están realmente listos para aventurarse en las profundidades de su ser. Ahí podrán soltarse y dejarse ir libremente hacia todos los sentimientos acumulados que hasta hoy nunca habían podido salir de su sistema. Hasta hoy no podían ser transformados en el flujo natural de energía debido a que ustedes mismos habían cerrado las puertas para poder sentir sus sentimientos. El problema de la pereza Hace algún tiempo me pidieron que explicara el problema de la pereza. Hay una relación íntima entre el problema de la pereza y los sentimientos que no han sido vividos de manera completa. No consideren que la pereza es una actitud que puede ser abandonada sólo mediante un acto de voluntad porque la persona logra ser suficientemente razonable y constructiva. No se trata en absoluto de un asunto de moralidad. La pereza es una manifestación de la apatía, del estancamiento y de la parálisis que resultan de la presencia de energía estancada en la substancia del alma. La substancia del alma estancada es el resultado de sentimientos que no han sido vividos de manera completa o que no han sido expresados y cuyo significado y origen no han sido totalmente entendidos. Cuando los sentimientos no han sido vividos, entendidos y expresados de esa manera, se acumulan e impiden el flujo de la fuerza vital. No basta con deducir que debe haber en ti ciertos sentimientos pasados que lógicamente han provocado tu situación actual. Ese conocimiento deductivo a menudo es necesario para abrir la posibilidad de permitirte una experiencia más profunda. Sin embargo, el conocimiento por sí sólo puede ser una barricada cuando reemplazas el sentimiento con el conocimiento. En ese caso la unidad de esas dos funciones es interrumpida al igual que cuando sientes y no sabes qué significan los sentimientos, cómo y por qué surgieron ni cómo es que aún dirigen tu vida en la actualidad. Aún existen muchas defensas en contra de una experimentación total de los sentimientos acumulados que hay en ustedes, amigos míos, a pesar de todos sus avances. Les ayudará mucho mantener esto presente en su mente para enfocar su atención y su conciencia hacia esas defensas con el fin de poder vencerlas cada vez más. Es posible bajar sistemáticamente el umbral de las defensas en contra de las experiencias profundas acumuladas que se han vuelto venenosas al no dejarlas salir. Esas experiencias dolorosas no pueden ser soltadas si no se las siente, si no se las conoce, se las expresa y se las vive tan completamente como sea posible. Recapitulemos: todo lo que es malo, destructivo y negativo en la naturaleza humana es resultado de las defensas que se establecen en contra de los sentimientos dolorosos e indeseables. Esa negación estanca la energía. Cuando los sentimientos se estancan, la energía se estanca y si la energía se estanca, no puedes moverte. Como sabes, los sentimientos son corrientes de energía en movimiento. Se transforman constantemente de un conjunto o tipo de sentimientos en otro siempre y cuando la energía fluya libremente. Cuando no se viven o experimentan los sentimientos, el movimiento de esas corrientes se detiene y de ese modo detiene también a la energía viviente. Cuando se detiene el flujo natural de la energía dentro de tu substancia del alma te descubres a ti mismo sintiendo pereza, ese estado en el cual el movimiento sólo es posible cuando la voluntad exterior penosamente lo fuerza. Así que cuando te descubras estancado, perezoso, pasivo o inerte y cuando desees no hacer nada, lo cual a menudo se confunde con el estado espiritual de tan sólo ser, tienes ahí una buena medida de que dentro de ti hay sentimientos que han creado una toxicidad psíquica debido a que eres renuente a experimentarlos y reconocerlos. El estancamiento de las corrientes de energía no sólo esconde sentimientos sino también ideas. Generalizas a partir de sucesos aislados y te aferras a las falsas creencias que resultan de eso. Es raro que los sentimientos estancados no incluyan, también, alguna conceptualización estancada respecto de la vida. Pueden existir en los rincones más profundos del alma, completamente ocultos para la conciencia. Eso es lo que hace años llamé imágenes que se fijan dentro de la psique. Les ayudé a encontrar esas imágenes y vieron la forma en que estaban obligados a volver a vivir ideas equivocadas y sentimientos estancados. Una y otra vez estaban atrapados en el ciclo de reproducción del pasado de una forma u otra hasta que pudieron reunir el valor para escoger vivir ahora lo que no había sido vivido antes debido a sus defensas. No es posible salir de esos círculos repetitivos, sin importar cuan buenas sean tus intenciones y cuánto esfuerzo uses, a menos de que logres volver a vivir tus más antiguos sentimientos de manera total. Muchas veces mencionamos que el predicamento humano proviene de la separación dualista que en realidad no es más que un error de percepción. Ese error tiene muchas facetas, y una de ellas es una separación dentro de la conciencia humana. Los seres humanos pueden sentir una cosa, creer otra y actuar sin saber cómo los gobiernan esas dos funciones. La falta de conciencia respecto de lo que realmente sientes y piensas crea una manifestación más de la separación. Cuando unificas el conocimiento y el sentimiento trabajas hacia la unificación y la integración, lo cual se manifiesta como un maravilloso nuevo despertar hacia una sensación de integración. Cuando los sentimientos no son experimentados en toda su intensidad el flujo interno se estanca. La gente se encuentra inexplicablemente paralizada. Sus acciones se vuelven ineficaces, la vida parece obstaculizar todas sus metas y sus deseos. Encuentran puertas cerradas al tratar de reconocer sus talentos, sus necesidades y sus individualidades. La pereza puede ser una de las manifestaciones de esa parálisis. Una falta de creatividad o la sensación de una desesperación generalizada puede ser otra. En este último ejemplo, la gente a menudo usa un suceso cualquiera o una dificultad para explicar y alejar su estado interno. La verdad es que la sensación de futilidad y confusión respecto de la vida y del papel que tienes en ella te envuelve cuando te resistes a vivir completamente los sentimientos que abrigas; continúas llevándolos dentro porque te engañas a ti mismo creyendo que evitar esos sentimientos te lastimará menos que exponerlos. Existen muchas otras manifestaciones. La incapacidad para sentir placer o para realmente vivir la vida a fondo es otro de los efectos generales más comunes. El miedo a sentir todos los sentimientos La experiencia total de un sentimiento es tan accesible como tu voluntad y disposición para aventurarte dentro de él. Estos sentimientos a menudo son acumulación de siglos o de milenios —no sólo de décadas. Cada encarnación presenta la tarea de limpiarte mediante la experimentación y la comprensión de esos sentimientos. Estás purificado cuando ya no hay ningún material de desecho. Cuando terminas con el ciclo de esta vida, las condiciones, circunstancias y el entorno de tu próxima vida, hacia la cual eres llevado por una ley inexorable de la vida, te darán la oportunidad de volver a sacar todo el material de desecho acumulado. Pero la memoria de las encarnaciones anteriores es borrada para que sólo tengas las experiencias pasadas de esta vida como material de trabajo. La desaparición de la memoria es un resultado secundario del ciclo de vida/muerte en el cual se encuentran atrapados todos los que se niegan a experimentar los sentimientos. Cuando le la pasas negándote la conciencia y rehusándote asentir la experiencia de lo que has vivido en esta mismísima vida, perpetúas el proceso de borrar o reducir la memoria. De ese modo perpetúas el ciclo de morir y volver a nacer y ese proceso siempre se manifiesta como una ruptura en la continuidad de la conciencia. Paralelamente, si logras vivir todo lo que has acumulado en esta vida, eliminas esa discontinuidad de la conciencia y con eso el ciclo completo de morir y volver a nacer en donde sea que logres restablecer los engranajes de la memoria. Si se viven todos los sentimientos de esta vida de manera total, todo el material residual de las vidas anteriores es trabajado al mismo tiempo, pues el trauma de ahora sólo es un trauma porque los dolores anteriores han sido negados. Ustedes pueden hacer esto, amigos míos, si confían en el proceso y en la aventura de realmente soltar. Y en esto reside nuevamente el problema. No puedes soltar si tu más profundo ser se defiende en contra de sentir los sentimientos que sabes que existen dentro de ti. De hecho te defiendes en contra del establecimiento de una conexión entre esos sentimientos, tu conocimiento interior y tus patrones de comportamiento habituales. La parálisis que a menudo es considerada como pereza, y sobre la cual discurres moralistamente como si fuera eso, debe ser vista como un síntoma muy indirecto. La pereza es una protección en contra del movimiento de la substancia del alma que trata de sacar los sentimientos que piensas que puedes continuar evitando sin bloquear tu mismísima vida. Esa pereza es, simultáneamente, un efecto y también una defensa. El movimiento sacude a lo que permanece estancado. Comprendiendo esto cabalmente puedes redirigir tu voluntad interior y guiarte hacia la superación de ese estancamiento de protección que tú mismo produces si logras reunir el valor que se requiere para sentir lo que debe ser sentido. El verdadero y sereno estado del ser que toda alma inconscientemente desea no es una cautelosa pasividad que debe evitar el movimiento y que hace que el movimiento parezca algo indeseable. El verdadero estado espiritual del ser es un estado muy activo, aunque se trata al mismo tiempo de un estado muy tranquilo y relajado. Es una acción y un movimiento alegres. Sólo la pasividad del ser temeroso crea la acción frenética como una contrapartida del estancamiento. Es como si la personalidad luchara duramente en contra del estancamiento imponiéndose la acción compulsiva, volviéndose necesariamente más ajena a la verdad de su estancamiento y a su razón de ser, la cual es el miedo de sentir todos los sentimientos, incluyendo al miedo. Sólo cuando se siente y entiende completamente esta verdad, cuando dejas de luchar en contra de ella y disuelves lo que la causa al sentir tus sentimientos, sólo entonces puedes salir tanto de la acción frenética de la hiperactividad como de la parálisis. En otras palabras, debes llegar a sentir el miedo que hay en la pereza y en todos los tipos de estancamiento. Este miedo está en todo el mundo, incluso en aquellos de ustedes que no son abiertamente perezosos, o que no son conscientes de otros síntomas creados por ese miedo negado. Es preciso dejar que ese miedo intrínseco a la naturaleza humana se exprese exteriormente. Debes dejarlo que tome el control, obviamente dentro del contexto correcto. Y cuando lo vivas encontrarás dos elementos básicos en él. El primero lo constituyen las condiciones de la infancia que te resultaron tan dolorosas que pensaste que no podías permitirte sentirlas, de modo que te desconectaste de ellas. Y el segundo y definitivamente más importante elemento es el miedo del miedo, el temor de experimentar el temor. Ahí es en donde reside el verdadero daño. Hace algunos años les hablé en una conferencia del fenómeno de la autoperpetuación, y ejemplifiqué cómo un sentimiento o emoción negados se vuelve algo complejo que se multiplica a sí mismo. Por ejemplo: el miedo negado crea un miedo al miedo, y luego el miedo a sentir el miedo al miedo y así en adelante. Lo mismo sucede con otras emociones. La cólera negada crea cólera por estar enojado. Entonces, al negar eso, uno se enoja aún más por ser incapaz de aceptar la cólera y nuevamente continúa la multiplicación. La frustración en sí es soportable cuando realmente la vives a fondo. Pero cuando estás frustrado porque no deberías estar frustrado y luego te sientes aún más frustrado porque lo niegas, el sufrimiento se incrementa. Este proceso es de gran importancia pues apunta hacia la necesidad de sentir de manera directa, sin importar cuan indeseables sean los sentimientos. Si complicas tu dolor por que niegas que sientes el dolor, ese dolor secundario se vuelve amargo, retorcido e insoportable. Si aceptas y sientes el dolor, automáticamente se inicia un proceso de disolución. Muchos de ustedes han experimentado esta verdad en varias ocasiones dentro de su trabajo individual. Lo mismo sucede con el miedo, con la cólera, con la frustración o con cualquier otra emoción. Así, cuando sientes el miedo que tienes de tu miedo y te puedes dejar entrar en el miedo mismo, ese miedo rápidamente puede dar lugar a la aparición de otro sentimiento negado. Los sentimientos o emociones negados —cualquiera que éstos sean— serán más fácilmente soportables que su negación, que el miedo. Y el miedo en sí será más soportable que el miedo al miedo. De este modo puedes avanzar hacia el núcleo del desperdicio acumulado de energía de sentimientos negados. Luchar en contra de tus sentimientos, o defenderte contra ellos, crea una capa completa de experiencia alejada de tu núcleo y es, por lo tanto, artificial y más dolorosa que la experiencia original contra la cual está luchando. Comprométete a entrar y a pasar a través Todo tu ser consciente debe reunir todas sus facultades, todos sus recursos y utilizar el terreno que ya has conquistado con el fin de estar completamente dispuesto a experimentar el miedo de los sentimientos profundos, dolorosos y atemorizantes que hay en ti. Tal como a menudo he dicho: La única salida se encuentra entrando y pasando a través. Ahora es importante focalizar tu meditación. Aquellos de ustedes que se han convencido del gran poder que generan con ella, han aprendido que el foco específico y la dirección consciente que le dan a sus meditaciones evoca una guía interior de una medida correcta y equilibrada que posteriormente pueden aplicar en su vida. La dirección correcta tiene dos aspectos. Primero se necesita el compromiso para entrar hacia ti en vez de darte la vuelta rodeándote. Ese compromiso voluntario de entrar y atravesar tus sentimientos debe ser la fuerza conductora durante esta meditación. Tu afirmación y declaración explícita de que eso es lo que deseas e intentas, debe crear una nueva condición en la substancia de tu alma. Entonces puedes pedir una guía más específica que inmediatamente soltará parte de la materia estancada. La pereza que te hace evitar, posponer y diferir desaparecerá lo suficiente para echar a andar un nuevo influjo de energía. La actitud de compromiso voluntario creará un influjo in voluntario de energía y activará la sabiduría conductora de tu ser espiritual. Formular en tu meditación tu intención y tu deseo de experimentar todos los sentimientos acumulados y de deshacerte del desperdicio es el mejor y el más eficaz comienzo. Además del equilibrio y el tiempo correctos se instalará la guía interior y exterior exactamente en la manera que lo requiere tu situación personal. Aprenderás a armonizarte con esa guía y a sentirla, en vez de perderla y ser ciego y sordo ante ella. Pues siempre existe como un potencial latente, no sólo en esta fase del camino, obviamente, sino para cada fase específica por la que tienes que pasar. El ser exterior ligado a la voluntad debe, intencionalmente, jugar su papel para que el ser involuntario pueda tomar el control. El ser involuntario se manifiesta de dos maneras completamente diferentes: la sabiduría superior y la guía que acabo de mencionar, y la exteriorización del ser que, aunque a menudo se retuerce del dolor, sin embargo se niega a experimentar el dolor residual de años atrás. El primero ayuda y guía al segundo. A través de esta forma de meditación la energía que se libera puede ser dirigida hacia ese propósito fundamental. A menudo te convences de tu falta de energía y de tiempo para ir a la profundidad de tus sentimientos. Pero al mismo tiempo gastas un montón de energía en otras actividades que tal vez parezcan importantes en el momento. Pero no importa cuan importantes sean esas otras actividades, nunca podrán ser tan importantes como esta exploración, pues atender a esta tarea vital es la verdadera razón para vivir. Además, es la clave para una vida productiva en este momento. El segundo aspecto importante de la meditación es reunir tu fe en que el entrar no te aniquilará. Sin ese acto de fe no tendrás el valor necesario para hacerlo. Para decirlo de otro modo, si no ves la validez y la ausencia de riesgos de esta tarea, tu falta de inclinación hacia la experimentación de los sentimientos dolorosos, desapercibidamente te llevará a construirte una duda artificial sobre la seguridad que hay en todo el proceso. Junto con esto viene una ilusión artificial de que se puede evitar entrar sin por ello dejar de alcanzar la integración, la salud y una vida completa. Evitar los sentimientos siempre crea paradojas dualistas de falsas dudas y falsas esperanzas. Hace muchos años, en una conferencia llamada El Abismo de la ilusión, dije que el camino de la autorealización y de la unificación contiene muchos cruceros en donde es necesario dejar que el ser caiga en lo que parece ser un abismo sin fondo. Semejante caída parece amenazar con aniquilar a la entidad. Dije que hasta cierto grado, dentro de la evolución del individuo, él o ella se acuclilla a la orilla del abismo deteniéndose y sin osar dar el salto. El individuo se siente muy miserable en esa posición, pero aún así cree que la pseudoseguridad de esa posición temerosa es preferible al aniquilamiento. Sólo cuando finalmente reúne suficiente confianza para arriesgar se a saltar, entonces puede descubrir que en realidad flota. Se necesitan muchos cruceros de este tipo para llegar a convencerse de que no hay riesgo al saltar. Lo mismo se aplica al dejarte caer en el aparente abismo de tus sentimientos bloqueados —sentimientos dolorosos y atemorizantes. A menos de que lo hagas, permanecerás en esa incómoda posición en la cual es muy poco probable que puedas vivir y disfrutar. La fe que se necesita para dar el salto puede ser activada enfrentando el asunto de manera directa y considerando lo que está en juego. Tienes que tener en cuenta la pregunta fundamental que se puede formular de la siguiente manera: ¿Acaso hay un pozo sin fondo de negatividad, destrucción y maldad en los cimientos de la condición humana? ¿O esos aspectos son una distorsión que no debería de existir? Hay muchas circunstancias en las que se pone a prueba la fe de un ser humano. Tienes que enfrentar la discrepancia que hay entre lo que dices que crees y lo que realmente crees. Si crees que en el fondo de la naturaleza humana existe la espiritualidad, entonces no tienes nada que temer. Si no es así, tienes que darte cuenta de esa duda subyacente y hacer frente a su verdadera naturaleza. Sacar tus dudas a la luz, al menos te protegerá del carácter ilusorio de tu fe en la humanidad y en su destino espiritual. Si entonces descubres que en realidad crees que el ser humano en el fondo es malo, destructivo, temeroso y caótico también debes examinar el verdadero motivo y la razón de esa creencia. Esa confrontación con lo que uno realmente cree, frente a lo que uno piensa que cree debe ser trabajada honestamente. Y esto es así en lo que se refiere a cualquier asunto importante. Es posible activar la ayuda y la guía necesarias para esto a través de la meditación. En tu meditación también debes formular que deseas ser consciente de tus métodos particulares para evitar la realidad y que ya no quieres engañarte a ti mismo de esa manera. Es mejor continuar evitando el salto hacia el abismo sabiendo que lo haces y por qué lo haces, que negar que tienes miedo de saltar y hacer como si no estuvieras asustado. Al admitir libremente que tienes miedo, estás más en contacto contigo mismo que cuando niegas el miedo. Al confrontar la validez de tu miedo, a menudo descubrirás que la verdadera razón detrás del miedo es la vergüenza o su compañera, el orgullo. El orgullo y la vergüenza negados a menudo crean miedo. La idea de que es humillante sentir ciertas emociones o encontrarse en estados vulnerables, junto con la idea de que no debes estar en donde estás y el sentimiento de que tu sufrimiento del pasado durante tu infancia se debe a que eres inaceptable y no eres digno de ser amado, todo eso crea la tendencia a negar el estado en el cual te encuentras. La presión de esa negación termina creando el miedo, y éste a su vez requiere que la persona construya teorías para justificar el miedo. Si la gente se convence a sí misma de que en realidad es peligroso sentir sus sentimientos, esa convicción puede provocar una crisis que es tan sólo el resultado de esta convicción profunda. El terror puede llevar a la persona hacia una aguda crisis: pero el verdadero sentimiento que hay en el núcleo a menudo no es más que la combinación vergüenza/orgullo y la idea errónea de que el dolor de la infancia existió debido a una insuficiencia personal que al individuo le avergüenza mostrar. Cruzar la barrera de la vergüenza, de la humillación y del orgullo generalmente disipa el miedo. Debes confrontar estos asuntos directamente. Sólo así se puede allanar el camino para dejarte entrar en ti mismo. La meditación es un requisito sin el cual el camino se vuelve innecesariamente difícil. Esa manera de aproximarte y esa actitud crearán el clima que necesitas para entrar en el abismo del terror, de la soledad, del desamparo, del dolor y de la cólera generados por el sufrimiento que tuviste que soportar. Cada lágrima que no fue vertida constituye un obstáculo. Cada protesta no formulada se queda en ti y te hace expresarla de manera impertinente. Todos esos sentimientos parecen como pozos sin fondo, pero una vez que saltas hacia ellos tiendes a descubrir que en el fondo de ti está el núcleo divino que vive en ti y del cual tú eres una expresión. Es una luz, un calor, una vitalidad y una seguridad. Todas estas cosas son realidades totales, pero sólo pueden ser vividas cuando pasas a través de la realidad de los sentimientos que hasta ahora has evitado. A través de la puerta Tu ser espiritual, junto con toda su alegría, seguridad y paz, se encuentra justo detrás de la tristeza y el dolor. No puede ser activado por un acto directo de voluntad, no mediante prácticas o acciones que dejan fuera la necesidad de experimentar todos tus sentimientos. Pero tu centro espiritual sí se manifiesta de manera inexorable como un subproducto, como el resultado del acto directo de la voluntad de pasar a través de tus sentimientos negados. Terminaré esta conferencia diciendo que el miedo no es real. En verdad es una ilusión, pero tienes que sentirlo para pasar a través de él. Cruzar el umbral de sentir tu debilidad te hace encontrar tu fuerza, al cruzar la puerta para sentir tu dolor encuentras tu placer y tu alegría; al cruzar la puerta para sentir tu miedo encuentras tu seguridad; atravesando la puerta para sentir tu soledad encuentras tu capacidad para obtener satisfacción, amor y compañerismo; cruzándola puerta para sentir tu odio encuentras tu capacidad de amar; al atravesar la puerta para sentir tu desesperanza encuentras la verdadera esperanza justificada; cruzando el umbral de la aceptación de las carencias de tu infancia encuentras tu satisfacción ahora mismo. Es esencial que al experimentar todos estos sentimientos y estos estados no te engañes para creer que han sido causados por algo que experimentas o no puedes experimentar ahora. Todo lo que trae consigo el ahora es sólo el resultado del pasado que hay en tu sistema. A través de estas puertas encontrarás la verdadera vida. Todas las numerosas tentaciones que te empujan a andar caminos que te dicen que es posible encontrar la realidad espiritual de uno mismo sin pasar por esas puertas son sólo pensamientos llenos de deseos. No hay ninguna manera de darle la vuelta a lo que se ha acumulado en ti envenenando todo tu sistema, tu sistema espiritual, psicológico y a menudo también tu sistema físico. Ese veneno puede ser eliminado sólo mediante el proceso de sentir lo que hayas esperado poder evitar sentir. Al hacerlo llega un influjo de energía inconmensurable. Muchos de ustedes han experimentado hasta cierto grado lo que estoy diciendo aquí y en eso reside su crecimiento. Pero todos deben ir más lejos en este sentido. El auto-castigo por el odio y el desprecio, por la crueldad y la avaricia, por el egoísmo y las exigencias unilaterales hacia los demás debe ser abandonado para que puedas entrar en el terror de lo que temes, tu vergüenza y tu dolor. Cuando dejes de luchar en contra de esto te volverás real, abierto y realmente vivo. Benditos sean todos ustedes. (Del libro, no le temas al Mal)
Posted on: Wed, 06 Nov 2013 09:28:51 +0000

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