Hace tiempo me acerqué a una flor para tocarla. Estaba ya medio marchita, pero aún presentaba colores vivos. Su nombre sonaba algo femenino sin embargo no tenía pechos ni tenía una melana suelta o cosas de esas y eso me pareció una vetaja. Le dije: ven conmigo. Me dijo:no puedo pues estoy sujeta a la tierra. ¿A la tierra?...empecé a reirme pues no podía creerlo. La belleza nunca cree en si misma, le advertí, nace aferrada a todo aquello que la reafirma, la sostiene, la ensalza y le da nutrición... Ven conmigo, le dije. No puedo prescindir de mis raices. Moriría. ¿Y qué?, entonces suelta tu pelo de colores y muere cogida de mi mano. Descubrirás cómo amo, como amo a todo lo que se suelta y vuela y se extravía y desfallece de hambre y se pierde entre los laberintos y se reparte para la tierra y nutre flores en primavera. Ven conmigo. No puedo. Ven conmigo. No. Ven...No, no, no... Y no vino. No vino. ¿Os lo podéis creer ?... No vino. Se quedó agarrada a la tierra mientras aún quedaba algo de color entre mi mano y su pelo tan trenzado. Se agarró al suelo y al pensamiento y se agarró al recuerdo de la tierra y se agarró al preciso momento del recuerdo de la tierra, mientras yo le tendía mi mano. El iris de mis ojos le daba agua. Hasta que sólo quedé yo. Yo solamente. Y la tierra desolada. Y ella ya nunca estuvo alli. Los demás arbustos y árboles y granos y jazmines y nardos o rosas o arbustos y semillas pero sobre todo enrredaderas y plantas carnívoras o muy trepadoras se reian de mí y decían: ¿por qué te ensombreces insensato?, ¿de qué te extrañas?, aún no sabes que eres un ser desnaturalizado?...¡tú no tienes raices! ¿Se ríen ustedes?, ¿les parece gracioso?, les contestaba yo muy molesto, quien sabe si cogida de mi mano habría vivido y florecido mil veces o incluso para siempre sin necesidad alguna de su raíz? Hace unos días, como todos los años tras varias estaciones, he vuelto a aquel sitio. Sigue sin haber nada.Pues porque sobre la tumba de una flor yo no deposito ramos de rosas sino coronas deshojadas de carne humana, así que por eso allí ya nada crece ya que nada quiere rememorar ni ser testigo. Hace unos días, tras varias estaciones y como todos los años me concentré en su recuerdo de color trenzado y le dije: Oye flor, si te aferras a algo que te nutre te quedas inmovil. Si te sueltas puedes estar sola, lo sé, sola entre todo el vacío de este inmenso paraje abierto y tú. Si te sueltas yo sé que quizás no halles nada seguro que te sostenga o te ensalce y hable de tu belleza o que te recuerde que tú aún eres tú. Lo sé, lo sé. Pero sólo así estás viva. ¿lo entiendes? Oye flor, ¿me entiendes?... ¿aún estás ahí?, ¿oyes ésto? ¿Me entiendes...? Nunca te he olvidado.
Posted on: Fri, 30 Aug 2013 22:45:09 +0000
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