Las Bienaventuranzas de María / Los cinco dogmas marianos Esta - TopicsExpress



          

Las Bienaventuranzas de María / Los cinco dogmas marianos Esta fue la representación que se escenificó el día de la familia del campamento juvenil organizado por la Asociación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga en el Campamento Los Arces el día 10 de agosto del 2008. Introducción Se representa la última visión de Fátima el 13 de octubre de 1917. San José con el Niño y la Virgen vestida de blanco, con un manto azul. Al cumplirse este año un siglo y medio desde las apariciones de la Inmaculada a Santa Bernadette en Lourdes, queremos acercarnos a María en compañía de San José, su Casto Esposo y Padre Mesiánico de Nuestro Señor Jesucristo, introductor del evangelio de las bienaventuranzas. Para ello cumpliremos la profecía del Magníficat llamándola bienaventurada en cada uno de sus dogmas. Comenzaremos con la última visión de Fátima como signo de los tiempos, para saber interpretar y vivir nuestra inserción en la historia. En las Memorias de la Hermana Lucía, ella explica que el 13 de octubre de 1917, Desaparecida la Virgen en la inmensa lejanía del firmamento, vimos al lado del sol, a San José con el Niño Jesús y a Nuestra Señora vestida de blanco, con un manto azul. San José con el Niño parecían bendecir al mundo con unos gestos que hacían con la mano en forma de cruz. Poco después, desvanecida esta aparición, vimos a Nuestro Señor y a la Virgen que me parecía ser Nuestra Señora de los Dolores. También Nuestro Señor parecía bendecir el mundo. Desaparecieron de nuevo y me pareció ver todavía a Nuestra Señora con las características de la Virgen del Carmen. La Inmaculada Concepción Se representa a Murillo buscando una modelo para un ángel. Con la definición dogmática del misterio de la Inmaculada Concepción por el Beato Pío IX el 8 de diciembre de 1854, culminó el anhelo del Pueblo de Dios que se manifestó en España con innumerables hechos de la historia, como la fundación de las Concepcionistas por Santa Beatriz de Silva, ayudada por la Reina Católica, y de las artes, como las inmaculadas de Murillo. Mientras Bartolomé Esteban Pérez Murillo trabajaba en una pieza del altar de la iglesia de San Jerónimo en Pilas, necesitaba un modelo. Volviéndose vio a una hermosa joven que rezaba de rodillas: Bienaventurado el varón que ha sido hallado sin mancha (Ecl 31,8). Bienaventurados aquellos que andan en camino inmaculado (Sal 119). Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5,8). ¡Verte quisiera, vestida de sol y de estrellas coronada! (Cfr. Ap 12,1). Sin saber quién era le pidió si quería posar como ángel y ella accedió. Pronto se enamoraron y se casaron. Era doña Beatriz Cabrera Sotomayor, una rica heredera. Murillo tomó a su esposa como modelo para todas sus pinturas de la Virgen María. Pintó a la Virgen como nunca se había hecho antes, tal como le había prometido a su madre cuando tenía doce años. Tres de sus nueve hijos, a su vez, modelaron como ángeles y querubines. El fervor de aquel hogar dio frutos para el Señor y la Virgen: Francisca María, Gabriel y Gaspar fueron religiosos. La Virginidad de María Se representa a San Ildefonso recibiendo la casulla de manos de la Santísima Virgen Gonzalo de Berceo, en el primero de sus Milagros de Nuestra Señora, transcribió así la tradición toledana: Y como la Gloriosa, estrella de la mar, sabe a sus amigos galardón bueno dar, aparecióle un día con muy gran majestad, con un libro en la mano de muy gran claridad, el que él havía hecho de la virginidad; plúgole a Ildefonso de toda voluntad, Hízole otra gracia, cual nunca fue oída, diole una casulla sin aguja cosida, obra era angélica, no de hombre tejida, hablole pocas palabras, razón buena cumplida. Para siempre serás la Bienaventurada Virgen María, la que más sigues al Cordero dondequiera que va. (Ap 14,4). La Maternidad Divina de María Se representa a la Virgen con San José en el primer encuentro en el que se manifiestan mutuamente sus revelaciones. José: Al saber en ti la señal de Acaz, me quería marchar (Isaías 7, 10-14), pero me ha dicho el ángel que no tema estar contigo porque Tú estés con el Altísimo, con este Hijo que es mío porque es tuyo y Tú eres mía y todo lo tuyo es mío. Me siento bienaventurado porque morarás en mi casa (Sal 84,5) y porque estaré a tu servicio (1 Re 10,8). y tú, bienaventurada eres, María, porque no sólo fuiste elegida para habitar en los atrios de Yahvé (Sal 65,5), sino para que Él habite en ti cuando ha decidido poner su tienda entre nosotros (Jn 1,14). Porque no sólo fuiste elegida como heredad del Altísimo (Sal 33,12), sino además como Madre, como seno singular de la heredad. Oír ser padre de un Hijo que es del Espíritu Santo es oír un no sé qué que a vida eterna sabe. Es un no sé qué que no te puedo decir. La inmediatez con lo divino es algo tremendo que nos resulta inefable. Oh Señora mía, oh Esposa mía, yo me ofrezco del todo a ti, y en prueba de mi esponsal afecto te consagro para siempre mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón. En una palabra todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh dulce esposa mía, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya, que yo también te guardaré y defenderé siempre como posesión mía. Bienaventurada eres María porque has creído lo que te ha dicho el ángel, y lo has meditado en tu corazón. (Eclo 50,30 Ap 22,7). Porque al oír los deseos de Dios los cumpliste. (Lc 11,28). Porque verás y oirás todo lo que justos, profetas y reyes desearon. (Lc 10,23-24 / Mt 13,16-17). Porque el Rey te ha llamado. (Sal 45,11). Porque saciarás el hambre y la sed de Dios. (Mt 25,35). María Madre Mediadora, Corredentora de la Iglesia (no definido pero aclamado) Se representa a la Virgen con San José y va apareciendo la Iglesia. María: A mí me dijo el ángel, cosa que no te podía decir, para que fuese el Altísimo quien le diera Eterno Heredero a tu real estirpe, que reinará en la casa de David, nuestro padre, y que su reino no tendrá fin. José: Yo soy pobre, manso y humilde de corazón, lloro al ver el mal de mi pueblo y sólo de Dios espero consuelo. Tengo hambre y sed de justicia, y entrañas misericordiosas. La visión del Altísimo impide que se nuble mi corazón. Quiero ponerlo todo en el camino de la paz, y todos me persiguen, menos Tú. María: Así han de ser todos los hijos de Dios, todos los habitantes de su reino, todos los pastores de su rebaño, y todos los fieles de su templo. José: A mí, el ángel, me ha dicho además que le llamaremos Jesús porque ha de salvar al mundo de sus pecados. Nuestro Hijo será el primogénito de muchos hermanos. Seremos padres de todos los que se salven por Él, porque ha mirado la poquedad de sus siervos y se hará en todos según su Palabra. Bienaventurada eres porque al ser Madre de Cristo llevas con Él en tu seno a los que un día han de ser sus miembros. (Cfr. San Pío X Ad diem illud). Porque no sólo has sido invitada a las bodas del Cordero (Cfr. Ap 19,9), sino que lo has sido como Madre de la Esposa. María: Bienaventurado eres José, porque el Señor te ha encontrado dispuesto cuando ha venido, y te pone al frente de toda su casa. (Mt. 24,47). José: Nos traes al Príncipe de la Paz (Isaías 9,5-6), y así eres nuestro camino de la paz, el que oíste de Zacarías (Lc. 1,79), para nuestra casa, para Israel y para todas las naciones (Sal 72). Ven, María, ven. Eva nos encadenó con Adán y Tú has redimido mi casa. Presiento que no estaré cuando le taladren las manos y los pies; y, si estuviera, tendrían que taladrar también los míos. Bienaventurada serás tú, Reina que, por eso, reinarás con Él (Mt 5,10). La Asunción de María Se representa a los angelitos acompañando a la Virgen a la cima donde le espera Jesucristo. San José sube escondido y aparece en la cima para coronar a la Virgen con Jesucristo. Jesucristo, Rey vencedor del pecado, la preservó Inmaculada, y vencedor de la muerte, se la subió a los cielos. La Iglesia, pueblo de Dios, nunca ha buscado las reliquias de su cuerpo pero ha levantado altares y templos a su Asunción. En 1248, la primera piedra de la catedral de Colonia, ciudad que defendió la Inmaculada desde Duns Scoto, fue colocada el día de la Asunción. La Reina de cielos y tierra vive en alma y cuerpo. El resplandor de la gloria corporal de la Madre del Verbo, luz de luz, palidece la gloria de los ángeles. Elche, el palmeral de Alicante, en su festa o misterio medieval de danza, música y poesía, canta: Levantaos, Reina excelente, Madre de Dios omnipotente. Venid, seréis coronada en la celestial morada. Alegraos, que hoy veréis de quien sois Esposa y Madre y también veréis al Padre del caro Hijo y eterno Dios. Allí estaréis sin tristeza rogando por el pecador y reinaréis eternamente viendo a Dios omnipotente. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la resurrección primera (Ap 20,6) Bienaventurada Tú, que vives exaltada a los reinos celestes por encima de los coros angélicos. (Ex Brev. Rom: Festum Assumptionis Beatae Mariae Virginis). ¡¡¡ Cristianos, la Reina vive !!! Manuel Ma Domenech I. ________________________________________ Si la Mediación Materna de María es una realidad, qué más da que sea un dogma o no. Lo que hemos de hacer es contar con ella, agradecerla y proclamarla.
Posted on: Tue, 26 Nov 2013 00:36:27 +0000

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