DIOS TE PROTEGE No soy la única persona a quien el Señor ha - TopicsExpress



          

DIOS TE PROTEGE No soy la única persona a quien el Señor ha adiestrado de esta manera. Permítaseme dar otro ejemplo. Hace como un año caí enferma con un problema pulmonar, Me faltaba tanto el aire que tuve que pasar dos semanas. Sentada en un silla, bien erguida. La primera noche en que mejoré lo suficiente para poder acostarme estaba tan agotada que caí en un profundo sueño. Estaba yo dormida en el sofá de la sala cuando el Señor me llamó a eso de las dos de la mañana y me dijo que me levantara y revisara la puerta de enfrente. Oí que nuestro perro gruñía y gruñía, pero no lograba que mi cuerpo me obedeciera para levantarse. El Señor me entendía, como siempre. Mientras yo luchaba por despertarme lo suficiente para obligar a mi cuerpo a levantarse del sofá, el Señor despertó a un abogado cristiano amigo nuestro. Le dijo que se levantara y nos llamara. Afortunadamente, obedeció. Aunque se sentía algo avergonzado de llamarnos, nos telefoneó. El teléfono estaba en la habitación de Elaine, quien tiene un sueño más profundo que el mío y está casi completamente sorda. Normalmente Elaine no hubiera oído el teléfono, pero el Señor aumentó el sonido del timbre para despertarla. Nuestro amigo le dijo que le daba mucha pena llamar, pero que el Señor le había ordenado llamamos y decirnos que estábamos en peligro. Elaine vino a donde yo estaba, se las arregló para despertarme bien y me contó lo de la llamada telefónica. Le pedí que revisara la puerta de enfrente tal como el Señor me había dicho. Efectivamente, habían logrado romper la cerradura y estaban en ese momento abriendo la puerta. Elaine gritó y les ordenó que salieran en el nombre de Jesús. Huyeron. Poco después del pacto que describí en el primer capítulo, Elaine todavía estaba gravemente enferma en el hospital. Un domingo mientras me dirigía a casa después del culto dela mañana, el Señor me habló y me dijo que pronto iba a enfrentarme a uno de los principales demonios al servicio de Satanás, y que iba a tratar de matarme. "Señor, no me siento preparada espiritualmente para una confrontación así", le dije. El Señor me respondió: "Decide tú qué quieres de mí en preparación para ese enfrentamiento, y pasa al frente después del culto de esta noche, que yo pactaré contigo para darte esas cosas". Aquella tarde me arrojé sobre mi Biblia en oración. Hice una lista de doce cosas, cada una con versículos que las respaldaban. Pedí, por ejemplo, la capacidad de sufrir penalidades como buen soldado de Jesucristo (1 Timoteo 2:3). También pedí lo que dicen pasajes como el Salmo 144:1: "Bendito sea Jehová, mi roca, que enseña mis manos a la batalla, y mis dedos a la guerra". Sobre todo, le pedí al Señor que me dirigiera con voz clara y que me hiciera bien sensible a su voz.
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 21:05:50 +0000

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